La emblemática instalación La Menesunda, creada por la artista
argentina Marta Minujin en 1965, llegó ayer al New Museum de Nueva York,
dedicado al arte contemporáneo, donde se expone por primera vez en EE. UU.
Con este proyecto, La Menesunda Reloaded,
que se mostrará hasta el 29 de septiembre, Minujin regresa a Nueva York, ciudad
donde vivió cinco años y donde ahora expone esta obra que presentó por primera
vez en el Instituto Torcuato Di Tella en Buenos Aires, en 1965, junto con Rubén
Santantonín (1919-1969).
La Menesunda es una representación de
la vida en la calle Lavalle de Buenos Aires, cuyo nombre hace referencia a una
situación confusa, y que lleva al visitante a través de laberínticos pasajes
donde se expone a una “experiencia sensorial”. “Siempre digo que soy ‘Made in
Argentina’, todas las cosas hechas con mi amigo Santantonín han sido inspiradas
en la calle. El túnel de neón es el Times Square de Argentina”, indicó la
artista.
Una silueta con forma humana marca el inicio del viaje, que comienza con un
túnel de luces de neón entremezcladas y de varios colores, en continuo
parpadeo. La experiencia que hay que recorrer en solitario por lo estrecho de
los pasadizos, ofrece 11 escenarios.
En el segundo hay televisores de la década de 1960 que transmiten películas y
noticias en blanco y negro mientras que dos de ellos son cámaras que reflejan
al visitante en la pantalla. La Menesunda
muestra, además, a una pareja en la intimidad de una habitación, metidos en la
cama en pijamas, cuya decoración transporta también a la década de 1960.
“Quería sorprender a los que entraban a que de pronto estaban en un
departamento con gente en la cama, como que se equivocaban en el recorrido”,
comentó además Minujin, considerada una pionera del arte conceptual, cuyo
trabajo ha influido a generaciones de artistas.
El público es sorprendido también al entrar, a través de una escalera muy
empinada, a una sala parecida a una cueva pintada de rosa intenso, con paredes
decoradas con cosméticos y esponjas de colores, que no es otra cosa que la “cabeza
de una mujer”, donde dos jóvenes ofrecen masajes o maquillar al visitante. Hace
50 años, según la artista, la mujer “no trabajaba y pensaba nada más en el
maquillaje”.
El recorrido conduce a otros ambientes,
como una travesía por los intestinos, una antigua cabina de teléfono y un
refrigerador de la época. La visita concluye en una sala octogonal con espejos,
ventiladores, luces infrarrojas y una cabina transparente, donde se puede jugar
con confeti, que el grupo de artistas vanguardistas creó con su instalación
inaugural, que solo fue expuesta durante 15 días antes de ser destruida.
De acuerdo con el museo, con esos complejos laberintos, la artista “busca
provocar al visitante y estimularlos a actuar, ofreciendo nuevos modos de
encuentro con la cultura del consumidor, los medios de comunicación y la vida
urbana”.
En el 2014, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires comenzó a trabajar con
Minujin para reconstruir el laberinto “que pasó a ser mítico en la historia del
arte argentino” y que fue mostrado de nuevo al público en 2015, comentó la
directora de esta institución, Victoria Noorthoorn, que viajó a Nueva York para
la exhibición.
* EFE