Es duro recordar a una cadena de televisión que se convirtió en la moda de los años 80 y la norma en los 90, mas en las siguientes dos décadas se diluyó en la mediocridad. MTV tuvo tal poder, que los videos tenían que alcanzar varios aspectos de alta calidad para estar dentro de la rotación, porque pasaban videos musicales tooooodo el día. Suena vanguardista y hasta trasgresor, pero en su momento era otra televisión. Hoy, bueno, ya no.
Era un dolor cuando en la década de los 90 algunos amigos en el colegio, y luego en la universidad, hablaban del canal que varias compañías de cable incluían en su programación. Platicaban de los videos recién estrenados, mientras que el resto de mortales teníamos que esperar a que sonara primero en la radio y meses después en aquel canal 25 de UHF.
Yo tuve la señal hasta en enero de 1995 y todo aquello era una luz en el mundo. Avancé como apreciador musical y había una ferocidad por querer salir del “canasto del cangrejo”. Al fin podía ponerle rostros a la música que escuchaba, como Nirvana, Metallica, Guns N Roses, Pearl Jam, Soundgarden, Alice In Chains y miles de artistas.
Empezaban los realities, como The Real World, cuyo concepto era encerrar a siete extraños en una casa con muchas comodidades y hacerlos enfrentar las calamidades de vivir en una sociedad de primer mundo. Las caricaturas animadas eran fumadísimas: Beavis & Butthead, Aeon Flux, The Maxx, The Head, Migraine Boy, Daria y después Celebrity Deathmatch.
Esperaba la medianoche del domingo para ver 120 Minutes, presentado por Matt Pinfield, una biblioteca de música viviente. Era increíble verlo bombardear datos que nadie, más que él, sabía. Recuerdo entrevistas memorables con Trent Reznor y Thom Yorke. Cuando hablaban y se desdoblaban como artistas era con él y en vivo. Radiohead: Meeting People is Easy, lo pasaron completo. Nunca, al sol de hoy, he visto tan surreal documental sobre la gira de una banda.
Latinoamérica era otro boom musical. Mezclaban música en inglés con lo último en español, porque la producción era poca. Era grandioso ver grupos de rock como Soda Stereo, Caifanes, Jaguares y Héroes del Silencio. Al final de los 90 se puso más emocionante la escena, con videos de bandas con un discurso político como Control Machete y por supuesto, Molotov. Ambas agrupaciones fueron censuradas por aquella sociedad mexicana mojigata, que era soez en la calle y desde la marginalidad.
El único noticiero que veía, tanto en español como en inglés, era Week in Rock. Me encantó la cobertura que le hicieron a Woodstock ’94 y el Festival de Lollapalooza. Kurt Loder, del MTV gringo, era el presentador cínico “cae bien”; mientras que Javier Andrade, era un esnob “cae mal”.
Sin duda, los programas de reality arruinaron el concepto de música 24 horas. Ante las críticas, y para calmar la situación, VIACOM, la productora de la cadena, se inventó un MTV2, de música todo el día y que rotaba todos los videos posibles.
Ver VH1 hoy, o incluso MTV, es una nostalgia insulsa. Es más emocionate ver el canal MuchMusic, cuyo concepto visual continúa fresco y abierto a propuestas de jóvenes directores. MTV y VH1 Latinoamérica siguen en una persecución de cola caduca, pero amigos, alguna vez fueron los mejores.