Wilson Reyna sueña una casa para su mamá.
Levantarse a las 5:30 para ir a estudiar y antes de volver a casa para hacer la tarea, disponerse a practicar el futbol freestyle (estilo libre) en los semáforos para tratar de ayudar con el gasto de la casa, es parte de la rutina diaria de Wilson Eduardo Reyna Pérez, un joven de 18 años y estudiante de cuarto grado diversificado de diseño gráfico del Liceo Rotterdam.
Sueña con ser arquitecto para construirle una casa a su madre, que no vive con él, como sucede en muchos casos de hogares desintegrados en nuestra sociedad. Vive con su papá, 1 hermana, 2 tíos y su abuela, y su única preocupación es ayudar con el pan diario.
Cuando no tiene mucha tarea su cuota es juntar Q100 en los semáforos, pero en caso contrario, se conforma con Q50, que dice ha logrado recaudar en 40 minutos.
Empezó a practicarlo hace tres años, luego de que vio a un grupo de jóvenes haciendo esta rama del deporte y de inmediato le llamó la atención la “magia” con la cual dominaban la pelota. Desde el primer contacto se enamoró y entró de lleno en la disciplina, aunque por la falta de recursos empezó a practicar con una pelota de plástico.
Esta actividad lo ha ayudado a alejarse de las malas compañías y es un ejemplo para sus profesores y compañeros de colegio, quienes lo apoyan.
A pesar del gusto con la pelota, no practica el futbol en ninguna de las modalidades por equipo, y este ejercicio le ayuda a concentrarse, pues puede pasar tiempo prolongado sin perder contacto, aunque nunca le han cronometrado.