“Después de un rato, ves que para algunos el simple acto de vestir spandex hace que la muerte sea una puerta giratoria.” – Prometeo, Justice League: Cry for Justice
Hace rato que la muerte en los cómics no es algo permanente. Cuando un personaje fallece, los aficionados saben que es más un tiempo fuera y que en unos meses regresará gracias a la magia, a la tecnología futurista, a rupturas en el espacio-tiempo, o un largo etcétera. Como ya hemos mencionado anteriormente, la verdadera razón para las constantes resurrecciones es que a una editorial no le conviene tener inactiva por mucho tiempo a una propiedad intelectual que produce plata. Por supuesto, si un personaje no es muy popular, puede que se quede enterrado por años, si no es que para siempre.
Esto no era así al principio. Durante la era dorada del cómic, los héroes difícilmente morían, pero si lo hacían, era para siempre, y era la gravedad de esta situación la que hacía que sus decesos fueran más impactantes. Esta práctica se mantuvo hasta finales de los años 80, con contadas excepciones.
Todo cambió cuando se decidió matar a Superman, a principios de los 90. La noticia del deceso del personaje a manos del monstruo Doomsday le dio la vuelta al mundo. Los medios de comunicación dieron amplia cobertura, y muchos aficionados creyeron que DC había matado permanentemente al hombre de acero. El evento fue un éxito, disparando las ventas a niveles estratosféricos. Cuando el superhéroe volvió poco tiempo después en The Adventures of Superman #500, muchos lectores se sintieron engañados.
A partir de este momento, la muerte se volvió algo frívolo, especialmente cuando las editoriales han tratado de reproducir el éxito comercial del evento antes mencionado, publicando historias en las que personajes como la Mujer Maravilla, Batman, Johnny Storm, Linterna Verde y Wolverine fallecen para ser resucitados al poco tiempo. Incluso se han revivido personajes cuyos decesos eran considerados intocables, como Bucky Barnes y Gwen Stacy. Nada de esto ha ayudado a las ventas de los comics, que siguen a la baja.
El editor en jefe de Marvel, C.B. Cebulski, decidió romper con esta línea. En una reciente entrevista manifestó: “No quiero que la muerte se use para aumentar las ventas o como algo chocante para que la gente diga ‘¡Oh, Dios mío, Johnny Storm está muerto’ o ‘¡Wolverine está muerto!’, sabiendo que van a volver. Si decidimos matar a un personaje ahora, agregaremos un poco más de peso y permanencia a la situación.”
Las palabras de Cebulski suenan sinceras, pero solo el tiempo dirá si los muertos de los cómics al fin podrán descansar en paz.