Entramos en el ensayo general de la ópera que se presenta el sábado en nuestro país.
Mientras la orquesta de Querido Arte trabaja en la intensidad, el volumen y ritmo de las melodías, la Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias se transforma en el París de 1850. La traviata, de Giuseppe Verdi, nos lleva hasta Violetta Valéry, una famosa cortesana, que, en tres actos, pasa de ser una mujer agobiada por su pasado a dar todo por amor. Tan esperado ha sido el espectáculo en nuestro país, que los boletos para la presentación del sábado están agotados. Sin embargo, el Diario de Centro América se coló en su ensayo general para mostrarle cómo se prepara una gran ópera.
En escena
El telón está cerrado, pero, bajo la dirección del israelí Nimrod David Pfeffer, de la Metropolitan Opera de Nueva York, no menos de 60 músicos repasan las piezas, hasta conseguir el ensamble correcto. Luego de Rigoletto (2016), L’Elisir D’Amore (2017)y La Bohème (2018), Querido Arte, compañía fundada por Mario Chang y María José Morales, se adentra en La traviata, la ópera de Giuseppe Verdi basada en La dama de las camelias (Alejandro Dumas).
Drama de amor
Se apagan las luces, el cortinaje se abre y asistimos a una ostentosa fiesta en casa de Violetta Valéry (Eglise Gutiérrez), quien celebra su recuperación luego de una terrible enfermedad. Durante los primeros minutos, los tramoyistas acomodan las luces y montan parte del decorado, con la finalidad de evocar un salón de baile.
Con vestidos de amplias faldas, las mujeres, y fracs, los hombres, los invitados se deleitan en la celebración. Uno de ellos es Alfredo Germont (Chang), quien aprovecha que todos bailan y beben para acercarse a la protagonista y declararle su amor. Las melodías, pausas y correcciones que hace el director musical acompañan a la cortesana, quien se debate entre ser amada o continuar abrazando la libertad.
El segundo acto nos adelanta tres meses en el tiempo y nos sitúa en una casa a las afueras de la capital francesa. Una tranquilidad campirana que se verá interrumpida por Giorgio Germont (Nelson Martínez), su petición y esa letra que dice: “¡Llora entonces desdichada! (…) Ahora veo el sacrificio que haces por amor”. Al final de esa parte, es el ballet el que toma protagonismo para poner a prueba una relación.
Popular
Durante el intermedio, la soprano Morales, quien debido a su embarazo permanecerá tras bambalinas en esta ocasión, recuerda que La traviata, estrenada en 1853, es una de las óperas más populares del mundo. Esto, considera, se debe a la “genialidad de Verdi” para hacer un retrato de personajes, con los que, mediante la música, el público logra identificarse.
Llega el momento del tercer acto, ese en el que conoceremos el desenlace de este drama romántico. Los artistas de Querido Arte se alistan para el gran final, ese que nosotros dejaremos a la imaginación del lector que haya conseguido un boleto para esta presentación única.