Porto necesitará mayor fortuna en Portugal.
El Liverpool, con un par de picotazos del guineano Naby Keyta y del brasileño Roberto Firmino, superó al Porto (2-0) y tomó ventaja en una eliminatoria de cuartos de final muy favorable para el conjunto inglés al firmar un partido que dominó con comodidad casi de principio a fin.
El Porto se presentó a la cita de Anfield como un cordero a punto de ser degollado por el último subcampeón de la Liga de Campeones. Claramente, el cuadro del técnico alemán Jurgen Klopp era, a priori, superior al conjunto luso, que quería alargar el sueño de Íker Casillas en la Liga de Campeones.
El guión invitaba a profetizar un dominio aplastante del Liverpool y se cumplió casi por completo. Salvo alguna ocasión aislada del Porto, en la primera parte los hombres de Klopp salieron a morder y plantearon un choque explosivo que pronto comenzó a minar la moral de su rival.
Y es que casi sin tiempo para sentarse, el público de Anfield celebró el primer tanto de su equipo. Con un poco de suerte, Keita abrió el marcador con un disparo que golpeó en Oliver Torres. Su cuerpo desvió la trayectoria del balón sin que Casillas pudiera hacer nada por evitar el tanto del Liverpool.
Después, aprovechó una mala entrega de Felipe para encontrarse cara a cara con el portero del Porto. Por muy poco, Salah mandó la pelota fuera del terreno de juego, algo que no hizo Firmino cuando restaba algo más de un cuarto de hora para el descanso.
El brasileño aprovechó una jugada de tiralíneas para aumentar la renta: primero, Jordan Henderson filtró el balón para Trent Alexander-Arnold, quien después, al primer toque, dio el pase de la muerte a Firmino.
El 2-0 fue un resultado justo para un equipo que solo recibió un acercamiento portugués claro, protagonizado por Moussa Marega, que pudo sorprender al guardameta brasileño Alisson con una volea desde el punto penal. Ese fue casi todo el bagaje de opciones lusas en el acto inicial, que precedió a un segundo casi calcado al primero. El resto del segundo tiempo fue prácticamente un “quiero y no puedo” del Liverpool, que buscó el tercero para sentenciar los cuartos de final.
Pese a no contar con opciones claras, por lo menos vivió tranquilo y aguantando algún contragolpe aislado del Porto para gestionar la renta del primer periodo con la que tiene pie y medio en las semifinales.