Riders se lucen y le ponen los nervios de punta a los chapines.
Llevar la adrenalina al límite, desafiar la gravedad e inmortalizarse jugándose la vida con acrobacias, esa es la verdadera esencia del motocross freestyle, un deporte extremo en el que los protagonistas tienen nervios de acero y la mayoría de los espectadores, blando.
Es sábado y la noche se hace presente en explanadas Cardales de Cayalá, las gradas del escenario se han llenado, las luces artificiales iluminan, un sonido atronador augura el espectáculo, el animador enciende al público. El show está por comenzar.
Dany Torres es el campeón mundial y otros internacionales como Remi Bizouard, Pedro Torres, Miguel Espada, Brice Izzo, Javier Villegas, Ivan Ospina y Rayco Díaz, comienzan a volar uno tras otro. La rampa es el envión para hacer Backflips, Backflips Cordova, Superman, Tsunami o el Paris Hilton Flip. A una altura de 80 metros sobre el suelo e impulsándose en la rampa, giros a 180 grados, ponerse boca abajo, soltar la moto y estirar los pies, desatan la locura, admiración y aplausos. Todo es posible, incluso la intervención del chapín Pablo Totto Castillo. El espectáculo estuvo a la altura.
¿Dónde empezó?
El deporte se inició en la década última del siglo pasado, en Estados Unidos y ha ido ganando adpetos en diferentes países del mundo. Actualmente está bajo el amparo de la Federación Internacional de Motociclismo y cuenta con certámenes de prestigio como el RedBull X Fighters o el SX Games.
En Guatemala la pista Tinco, en Mixco, funciona como dcentro entrenamiento para pilotos como los hermanos Tomás Ángel y Tomás Pablo Castillo, este último anhela llegar a la élite de esta disciplina extrema.