Concebidas como un objeto fetichista al nivel de la pluma de los escritores o las raquetas de los tenistas, las guitarras ocupan un lugar especial en el imaginario de quien las empuña. Por ello, que David Gilmour (Pink Floyd) abra su colección y las subaste es motivo de admiración.
La galería londinense Christie’s exhibe en la capital británica las valiosas piezas de Gilmour antes de que estas sean subastadas en Nueva York. La razón de que el músico, que fuera integrante de Pink Floyd desde 1968 hasta mediados de los 90, ponga en venta no menos de un centenar de instrumentos, no es otra que la filantropía.
Lo recaudado en la subasta, que se celebrará el 20 de junio, irá destinado a causas benéficas, y, viendo la calidad y variedad de lo expuesto, no será poco. “Hay guitarras que están tasadas en US $3 mil (Q23 mil 30.40) y otras que están estimadas en US $150 mil (Q1 millón 151 mil 520)”, explicó Kerry Keane, especialista en instrumentos musicales de Christie’s.
La pieza que alcanza la cifra más alta mencionada por Keane es The Black Strat, que comanda el salón principal de la muestra. Esta Fender Stratocaster negra y desgastada por el paso del tiempo es la figura clave de la exhibición y una de las guitarras más representativas de Gilmour y Pink Floyd.
La Stratocaster fue adquirida en Nueva York en 1970, después de la primera gira norteamericana de Gilmour con el grupo. A partir de ahí acompañó a Pink Floyd en momentos épicos, como en la grabación de los álbumes The Dark Side of the Moon (1973), Wish You Were Here (1975), Animals (1977) y The Wall (1979).
A las decenas de Stratocaster que adornan el catálogo, se unen las Gibson Les Paul, las guitarras acústicas, las de 10 cuerdas, las Rickenbacker, los banyos e incluso un sitar que Gilmour compró en la década de los 70 al hermano pequeño de Mick Jagger, y que permaneció en la colección privada del autor.