Real y Barsa deciden hoy al finalista de Copa del Rey.
A la espera de que no se crucen sus caminos en la Liga de Campeones, la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey depara el clásico de mayor trascendencia para un Real Madrid que se juega contra su eterno enemigo 2 competiciones en 4 días (vuelven a enfrentarse el sábado por la Liga), y un Barcelona que quiere extender su dominio en la competición.
Dejará huella el clásico para Real Madrid y Barcelona. Los de Santiago Solari en una Copa del Rey a la que esta campaña sí se le concedió importancia, como el camino más corto a un título en un curso repleto de irregularidad. Dos duelos frente al eterno rival que marcarán el camino con la opción de quedar sin opciones en dos competiciones y tener que jugarse el todo o nada y un año más, a su torneo predilecto, la Liga de Campeones.
En una década de asaltos del Barcelona al Bernabéu con recitales de Messi, hasta 9 victorias en 16 encuentros en todas las competiciones por solo 4 triunfos madridistas, los de Solari quieren voltear la historia y acceder a la final de Valencia, ciudad donde derrotó precisamente al conjunto azulgrana en su última conquista copera, en 2013.
Contraste de estrellas
Leo Messi llega al clásico después de una nueva exhibición de poder. Gareth Bale, uniendo su nombre por segundo gol consecutivo a un gesto antideportivo. Mientras al argentino es aupado por un compañero para emular la mítica imagen de Pelé, el galés se abraza a la polémica mostrando su soledad.
En 2019, Bale ha unido su nombre más a la polémica que al futbol. Se marchó antes del final de un partido del Bernabéu, no fue a una cena de equipo, celebró con un corte de mangas su gol en el Metropolitano luego de una dolorosa suplencia y rechazó el abrazo de compañeros después de su tanto del triunfo en el
Ciutat de València.
Es la respuesta desafiante de un jugador que siente que se está cometiendo una injusticia con él, que no admite que Vinicius y Lucas Vázquez le hayan quitado el puesto y, como ocurrió con Zidane, haya pasado a ser suplente habitual para Solari.
Mientras Bale se negaba a seguir calentando, ya suficientemente caliente al ver que el primer cambio contra el Levante era Fede Valverde, Messi se paseaba en la jornada liguera para evitar resurrecciones innecesarias de rivales en el pulso por el título. En un terreno inexpugnable, como el estadio del Sevilla, con su Barcelona perdiendo, respondía con 3 goles que dejaban la réplica, 49 años después, de una imagen icónica del futbol mundial en la que Jairzinho carga a Pelé, en México 1970.