El nuevo rostro de Tokio para los JJ. OO. de 2020.
En las islas artificiales de la bahía de Tokio proliferan los rascacielos y se construye el grueso de las sedes para los Juegos Olímpicos de 2020, una ciudad flotante erigida como nuevo rostro de esta urbe en constante transformación.
El terreno ganado al mar es la zona donde más ha crecido la población de la megalópolis nipona durante el último lustro, y donde se edifican más infraestructuras y viviendas desde que, en 2013, el Comité Olímpico Internacional concedió a la candidatura tokiota la organización de los JJ. OO., que se inaugurarán el 24 de julio del próximo año.
El catalizador de tan frenética colonización de la bahía son los próximos juegos, que abrieron la veda para que las autoridades locales exploraran nuevas vías de planificación urbanística para una ciudad superpoblada.
El paisaje actual de la bahía está dominado por inmensas torres de viviendas de aspecto homogéneo y numerosas grúas empleadas para levantar nuevos rascacielos, entre las cuales también van tomando forma instalaciones deportivas, diseñadas para convertirse en iconos de los Juegos Tokio 2020.
Del total de 43 sedes de competencias deportivas para los JJ. OO., 17 se ubican en la bahía, a las que se suma la Villa Olímpica, una concentración que convertirá a esta zona en la más transitada por atletas y visitantes y en escaparate de la ciudad ante el mundo.
El Centro Acuático y el Ariake Arena, con sus amplias plantas, tejados curvos inspirados en la arquitectura tradicional nipona y rodeados de zonas verdes y canales, ejemplifican las posibilidades que ofrecen las islas artificiales frente al abigarrado Tokio de tierra firme.
“El barrio está cambiando muy rápido en estos años, antes de los juegos olímpicos. Cada vez construyen más torres (de viviendas), y cada vez vienen más turistas”, dice a EFE Mayumi Watanabe, una vecina de 67 años , de
Tsukishima.
En esta isla, gigantescos bloques de viviendas de lujo, franquicias y centros comerciales arrinconan a los ya escasos pequeños negocios y casas de madera tradicionales, un proceso habitual en la capital nipona, aunque acelerado por la cercanía de los JJ. OO.