La Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada en 1990, proclama la necesidad de educar a la niñez y adolescencia “en un espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad e igualdad”, y para respaldar esto, en 2003 se crea la Ley de Protección integral de la Niñez y la Adolescencia, por medio del decreto 27-2003.
En el artículo 11 de la referida ley se habla del derecho a la integridad personal del niño y el adolescente: “Todo niño, niña y adolescente tiene derecho a ser protegido contra toda forma de descuido, abandono o violencia, así también a no ser sometido a torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
Para hacer cumplir estas normas de protección a los menores fue necesario que, en 2010, se creara un instrumento jurídico más, pues se hacía urgente proteger a la niñez y adolescencia contra el secuestro, el tráfico, la venta y la trata en cualquiera de sus formas.
Dado que en ese tiempo no existía un sistema de coordinación operativa para dar respuesta inmediata a los casos de desaparición de menores, se dio luz verde a la Ley del Sistema de Alerta Alba-Keneth, que tiene como objetivo principal “la localización y resguardo inmediato de niños sustraídos o desaparecidos”, como anota en sus primeras líneas.
Desde su creación, hasta el mes de enero de este año, se han emitido no menos de 42 mil alertas para atender la desaparición de niños, niñas y adolescentes (NNA), gracias a la labor de la Coordinadora del Sistema de Alerta Alba-Keneth.
En el recuento de la Coordinadora, de todas la alertas emitidas desde su creación, el 82 por ciento han sido atendidas y concluidas en cuanto a la búsqueda, localización, rescate y resguardo, y existe un número de casos en que ya han sido ubicados los menores pero las alertas no se han desactivado, porque todavía se trabaja en acciones de protección.
Desde 2018, la Coordinadora realiza trabajos de prevención, con el propósito de reducir los casos, y para ello ha diseñado campañas de sensibilización para padres y maestros, lo cual ha dado buenos resultados.