Un enorme retrato de Frida Kahlo preside la exposición.
Frida Kahlo amaba y odiaba con la misma fuerza a los EE. UU. o Gringolandia, como lo llamaba, un país al que el museo de Brooklyn le dio la oportunidad de regresar al exponer desde hoy el arte, los vestidos y los secretos más íntimos de la artista mexicana.
Amor-odio
“Su relación con Nueva York fue complicada, como todo, fue amor-odio. Ella amaba mucho la ciudad, pero también llegó a comprender algunas de las cosas que estaban rotas en el sistema económico”, asegura la comisaria del museo neoyorquino, Catherine Morris, acerca de Frida Kahlo.
La comisaria explica que la artista pintó en los años 30 del siglo pasado el ambiente actual y las diferencias entre los países. “Kahlo era mexicana, mujer, de piel morena y discapacitada: toda la intersección que tenemos hoy, la representación de los ideales por los que luchamos para, realmente crear puentes, en vez de muros”, argumenta.
Entre algunos de sus más icónicos cuadros, como Autorretrato con monos, dibujos, fotografías, algunas joyas y trajes tradicionales de tehuana; el visitante se adentra en los poliédricos rincones de la existencia de la creadora.
Su mexicanidad, sus inquietudes y luchas políticas, su matrimonio con Diego Rivera y sus estancias en San Francisco y Nueva York son otros de los aspectos que recoge la muestra, una versión de la que fue exhibida el año pasado en el museo Victoria & Albert, de Londres.
La piedra angular son los objetos encontrados en la residencia donde la artista nació, en 1907, vivió y murió en 1954: La casa azul. El hallazgo del guardarropa de Kahlo se materializó en una exposición en noviembre de 2012, organizada por la curadora Circe Henestrosa.
En junio de 2018, en Londres, se agregaron materiales de su casa, para poner la obra en contexto. A la exhibición que el público podrá ver en Nueva York hasta el 12 de mayo se añade la historia biográfica de Frida mediante fotografías y una veintena de vestidos de tehuana.
