La desnutrición crónica afecta a unos 200 millones de niños en el mundo, y también a sus familias, comunidades y países donde viven. De acuerdo con declaraciones de Kul C. Gautam, director ejecutivo adjunto de UNICEF, “el hambre y la desnutrición no son solo consecuencias de la falta de alimentos, sino también de la pobreza, la desigualdad y los errores en el orden de las prioridades”.
En Guatemala, los esfuerzos por erradicar este flagelo están contemplados en las acciones de la Estrategia Nacional para la Prevención de la Desnutrición Crónica, de este gobierno, que es parte del Plan Nacional de Desarrollo K’atún: Nuestra Guatemala 2032, y responde a las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sotenible marcados por las Naciones Unidas.
Al inicio de la actual gestión gubernamental la propuesta era reducir, en el período de 4 años, la desnutrición crónica en 10 puntos, pero debido a aspectos como la falta de un presupuesto adecuado a las necesidades en 2018, la meta se reduce al 5 por ciento.
Sin embargo, en el trabajo por regiones hay, hasta ahora, algunas en las que se ha logrado reducir la desnutrición crónica en 6 por ciento, y en otras 1.6 por ciento. Por ello, los cálculos de los especialistas apuntan a que se podrá cumplir con la mitad de la meta trazada en un principio.
Los programas especiales relacionados con nutrición y seguridad alimentaria han contribuido a los resultados que denotan la baja, y han incidido en mejores condiciones de vida de las poblaciones afectadas, como las ubicadas en el Corredor Seco.
En esta lucha también han sumado los trabajos para recuperar los sistemas de regadíos y canales para el mejor desarrollo de la agricultura, como la asistencia técnica a los agricultores y los programas de mejoramiento de semillas para cultivos más fuertes y resistentes.
A nivel escolar se ha logrado mejorar la refacción estudiantil por medio de un programa especial, en el que participan los padres de familia en la selección y elaboración de alimentos para sus hijos, con un mejor presupuesto que contempla dedicar Q4.00 diarios para cada niño de la escuelas preprimarias y primarias de todo el país.