Hoy hace 43 años, a las 3:33, un violento terremoto de 7.5 grados sacudió Guatemala; bastaron 49 segundos para que no menos de 25 mil personas perdieran la vida y otras 75 mil sufrieran heridas graves. Las pérdidas materiales fueron de aproximadamente US $250 millones (Q1.9 millardos), según las memorias de la época, por lo que hoy se rememoró el evento y se instó a la población a estar bien informada sobre estos fenómenos.
En el marco de la conmemoración del sismo del 4 de febrero de 1976, el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV), por medio del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), compartió en el Museo de la Universidad de San Carlos (Musac) los aspectos más importantes del movimiento telúrico de aquella época, que es asociado al Sistema de Fallas del Motagua, con la finalidad de crear memoria histórica y concienciar a la población sobre desastres naturales.
Juan Pablo Oliva, director general del Insivumeh, explicó que este evento fue algo “histórico para el país, ya que marcó la vida de varias generaciones de guatemaltecos, y es importante conmemorarlo debido a que Guatemala está propensa a este tipo de fenómenos”.
Había condiciones muy altas de vulnerabilidad
Oliva agregó que en aquel momento, la preparación científica que se tenía era mínima, los avances en la tecnología de la construcción eran básicos, y, a su criterio, esto generó condiciones muy altas de vulnerabilidad.
Asimismo, resaltó la importancia del estudio e investigación de temas de geociencias, reiterando que el análisis de los terremotos es útil para disminuir los daños que estos producen.
“Actualmente, el Insivumeh cuenta con una red sismológica digital de 30 estaciones, que permite una ubicación de los sismos con mayor precisión y mayor velocidad, y estamos enlazados a redes internacionales, lo cual maximiza esa precisión y da el dato de magnitud. Estos aspectos son importantes para las medidas de respuesta que se pueden tener”, concluyó Oliva.