viernes , 22 noviembre 2024
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“Adiós…, hasta mañana / ¿Habrá mañana?”

Nos dice así y se dice así el poeta en sus Momentos, momentos, los suyos, que al hacerlos poesía, también los hizo nuestros, Momentos, el primero de sus libros.

Poeta, primer actor y gran mecenas del arte –y del artista– fue Luis Domingo Valladares Molina pero –sobre todo, tal la esencia– un ser humano maravilloso que supo dar amor y que también fue amado.

Uno de sus sobrinos, al momento de su muerte, del mismo libro, de sus Momentos, supo recordamos otro de sus versos: “He amado tanto,/que no me duele partir…/Quisiera reunirme con mis recuerdos,/ Y volver a vivir…”

El libro, entre mis manos, y –así– otros de sus versos: “Ayer. Hoy. Mañana./ Nací. Vivo. Moriré / ¡Y todo volverá a ser!” Y otro más: “¡Nacer!/ Luchar/ Luchar/Luchar/¡Morir!”

Poeta intimista (fino poeta intimista de la mejor escuela, tal lo que dijo de él Iván de Negri), fue también sensible a la realidad externa; profundo en la reflexión y fuerte en la denuncia –intimista denuncia–, categórica y fatal: “Hambre y miseria; Caprichos y lujos. / Revolución./ Caprichos y lujos; Hambre y miseria.”

Y también lo siente y nos lo dice, así: “Tanta belleza y cuánto Horror./ Tras la vidriera donde como goloso,/ Unos ojos se clavan en mí…/ Son ojos humanos, son ojos de niño,/ Son ojos de hambre…/ Son ojos que piden: Un pan, por favor…/ ¡No alma! Son ojos que claman ¡Justicia! ¡Venganza!/ Son ojos, ¡Conciencia! Son ojos De Dios…

Y, otra vez, sobre sí mismo: Yo que te amaba, lo imposible,/ Al tenerte entre mis brazos/ Me dormí…/ Y al despertar / Al despertar, ya no te amaba…

Y, llegando a sus abismos: “Hay algo que decir yo quiero,/ Que es algo que decir no puedo./ Hay algo por lo que vivo,/ Que es algo por lo que muero./ Ese algo que me tiene loco, / Ese algo me mantiene cuerdo. Ese algo que es lo que odio,/ Ese algo es lo que quiero.”

Más aún, en lo más hondo de sí mismo: “Tiemblan las hojas/ con mi Mirada de odio… Encontrar a quien se ama/ y no poder amar…/ Querer besar y tener que callar./ Esconder dentro del alma/ La razón de ser… Vivir dentro de un silencio eterno/ Que hace estallar el corazón…/ ¡Libérame oh, Tiempo!/ ¡Libérame oh, Muerte!”

Y, así, también, “El lago turbulento de nuestro inquieto Amar/ Hace zozobrar cuanta nave se interponga…/ arde poro con poro…/ Todo el infierno de nuestra pasión. / ¿Y Más allá?

Van pasando –uno a uno– sus momentos, momentos que hizo nuestros: “Contemplando las flores del campo…/ Vi nacer el sol,/ Sonreír la aurora,/ Cantar al ruiseñor/ Clavose una espina en mi corazón…/ Un gemido, un lamento, un llanto,/ Sentí guerra, peste, sangre…/ Contemplé aún más las flores,/ Y vi morirse el sol.”

Momentos termina y cierra, así, su última página: “Y mi último momento…/ Para el Ser que ordenó mi corazón, /… Y un día…”

El segundo de los libros de Luis Domingo fue Soledades y, de este segundo, sin estos, sus primeros versos: “El llanto de la soledad…tan amargo…/ Sentir ese vacío intenso de tumba…/ Nadie responde… nadie acude…/ Siempre esa soledad…/ Ese intenso silencio…/ Ese querer ser… y no querer ser…/ Nadie escucha…/ Gimo… lloro…/ Silencio… siempre el silencio. / Vibran mis sentidos… no tienen respuesta…/ Quiero callar… y vivo en un grito… / Un grito de angustia…/ un grito eterno de soledad… Soledad…” Y a estos siguen: “Tiempo que naces… ¿En dónde…? / Tiempo que mueres… ¿Cuándo….?/ Tiempo que Ayer fuiste Hoy…/ Tiempo que Serás y ya Eres… Tiempo… Tiempo…Vida.
Y otra vez el latigazo intimista de la realidad externa: “Hay niños que no son niños…/ Hay seres que no son seres… Hay hambre… Hay sangre… Hay muerte…/ ¡Ay alma…! “
Y la reflexión y la íntima denuncia: “Libertad… ¿Has existido alguna vez? / O reinas en el dominio de la muerte…/ ¿Quién es libre?… ¿El pobre peón…? / ¿El amo rico?… ¿El político…? ¿El artista…?/ ¿El escurrir…? ¿El religioso…?/ ¿No son esclavos del hambre, de prejuicios, de conveniencias, de vicios, de reglas, de necedades? / ¡Libertad, te venero sin conocerte! / ¡Libertad, tú vives en la muerte…!

¿La intimista protesta? ¡Pretender que nos entiendan!/ ¿Sabemos cómo somos…? / ¿De qué barrio venimos…/ ¿Hacia qué fin vamos…? / ¡Pretender que nos entiendan!/ …¡Bah…!

Nos brinda –también– generoso poeta –dulzuras infinitas– las que pudo recoger y también inventar: “La noche, novia del día…/ Llegó con retraso, / Se fue antes de tiempo / Y… se hizo desear …”

“Todo en un ir y venir…/ Todo en un estar y estarán…/ Todo en una noche de invierno/ Todo en una luna de ayer.”

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