El Convivio del Humor es un espectáculo que busca reunir sobre un mismo escenario a algunos de los mejores comediantes de Guatemala. Para su tercera edición, Jorge Ramírez, Jairon Salguero, Édgar El Cubo Arriola y Rodolfo Romero preparan una rutina individual de 30 minutos, en la que prometen mucha diversión. La función será mañana a las 20:30 en Solo Teatro, avenida Las Américas 7-20, zona 13. La admisión es de Q100. Mientras se preparan para su presentación, estos intérpretes comparten algunas situaciones graciosas que les ha tocado vivir durante estas fechas.
Jorge Ramírez
Ingeniosa devolución
Para Jorge Ramírez, “el robo” del Niño Jesús de los Nacimientos es un acto que deja risas y “buenos momentos” a cualquiera. Hace algunos años, el comediante vivió uno: “Yo era parte de la Estudiantina de la Universidad de San Carlos, y cuando recibí al Niño venía vestido como uno de los integrantes del grupo, con capa e instrumento”. Por ello, el actor asegura que nadie está exento de que le devuelvan la escultura ataviada de forma original.
Jairon Salguero
En plena calle
A media carretera pasó la Navidad hace algún tiempo Jairon Salguero. Una Nochebuena, mientras se dirigía a su hogar, la imprudencia de un conductor provocó que el paso quedara bloqueado, por lo que los automovilistas recibieron la medianoche en plena calle. “Ahí escuchamos la cohetería y nos dimos el abrazo entre desconocidos”, comenta. Más allá del humor, el actor recomienda a las personas que se comporten bien en estas fechas y no ingieran demasiado alcohol.
Édgar El Cubo Arriola
Con lágrimas
Los eventos masivos suelen abundar en estas fechas, pero también los niños que se extravían. El Cubo recuerda que durante su infancia “odiaba” ir a los desfiles navideños de una cadena de almacenes, pues de alguna forma siempre acababa perdido. “La celebración se convertía en llantos y terminaba en la estación de bomberos. Es un mal recuerdo y ahora hasta creo que me llevaban con la intención de perderme”, declara.
Rodolfo Romero
Entretenimiento
En sus shows, el comediante siempre recuerda al Rodolfo Romero niño, a quien no le quedaba más que ver caricaturas con protagonistas de plastilina, con tal de mantenerse despierto hasta la medianoche. “Al crecer, uno ve que los personajes resultaban hasta tétricos y no tenían alegría alguna”, menciona. Lo que no era tan divertido era “la obligación” de tener que “madrugar” a las 7:00 del 1 de enero, para ver el Desfile de las Rosas.