El CSKA de Moscú destapa las carencias del Madrid.
El Real Madrid encajó la derrota más abultada de su historia ayer en un partido de Liga de Campeones disputado en el Santiago Bernabéu, contra un CSKA al que no le sirvió ganar para acceder a la Liga Europa, pero sí para burlar al segundo equipo blanco, liderado por un Isco apagado que se encaró con la afición.
El CSKA repitió la proeza de Moscú. Vencedor de sus 2 duelos frente al vigente campeón de Europa y saboreando esa cita con la historia que extrañamente no le permite seguir en competición europea. El triunfo del Viktoria frente a la Roma dejó solo en el disfrute del momento su triunfo a un Real Madrid de meritorios, que mereció más en el primer tiempo y se desplomó en el segundo.
El escenario era perfecto para pruebas, premios y oportunidades a los que no aceptan un nuevo rol en la plantilla, salvo el primer acto de Vinicius y Asensio. Solari no dudaba y apostaba por 7 novedades en su equipo titular, sin espacio para Keylor Navas por la falta de ganas de encender un debate apagado, por si le daba por hacer una buena actuación al costarricense.
A lo histórico se sumó el regreso de Marcelo en la banda izquierda, con los mismos malos síntomas físicos que antes de sus lesiones musculares. Mario Fernandes fue una bala que vio pasar el brasileño hasta que el CSKA encontró el camino de hacer daño.
Fue un castigo excesivo en el primer tiempo para un Real Madrid que después de hacer méritos y gustar por minutos con su juego, se marchaba 0-2 al descanso, con las anotaciones de Fiódor Chálov y Gueorgui Schénnikov, quienes dejaron tambaleando a los blancos, que no supieron reaccionar.
En la etapa de complemento, justo al 73, apareció Arnór Sigurosson para agravar la crisis madridista y sentenciar el 0-3 en el marcador.