La Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) anunció ayer que el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores se jugará el sábado 8 o domingo 9 de diciembre, fuera de Argentina, y de inmediato al menos 5 países han aparecido como opciones, pese al rechazo tajante de Boca Juniors y la amenaza de sus directivos de llevar el caso ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en inglés).
El presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, pidió a la Conmebol que el partido no se juegue, que River Plate sea desclasificado y, por tanto, que el título sea adjudicado a su club.
“La violencia no es parte del futbol, esto se resuelve con goles”, afirmó el presidente de la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol), el paraguayo Alejandro Domínguez, luego de la reunión con los directivos de ambos cuadros para definir las soluciones al desenlace de la Copa Libertadores. “No aceptamos en el día de la fecha jugar ningún partido hasta que se pronuncie” el Tribunal Disciplinario de la Conmebol, expresó Angelici al término de la reunión en Luque, sede de la entidad, con su colega de River Plate, Rodolfo D’Onofrio, y Domínguez.
Miami, Estados Unidos; Doha, Catar, cuya selección fue invitada por la Conmebol a la Copa América de 2019 en Brasil; Asunción, Paraguay; Belo Horizonte, Brasil, y Medellín, Colombia, se insinúan como opciones para recibir el partido, admitieron poco después de la reunión fuentes de la entidad y autoridades paraguayas.
Asunción, EFE