Poemas, letras de canciones, cuadernos y dibujos componen La Llama, una recopilación póstuma de la obra del músico y poeta Leonard Cohen, fallecido hace dos años, que en un tono lírico y filosófico repasa su vida y afronta la incertidumbre del futuro.
La editorial Salamandra publica en español esta obra, concebida por el propio Cohen como un elocuente adiós al mundo, una recopilación póstuma de su obra, tanto inédita como publicada, y que muestra la amplia variedad de registros y voces de este poeta y cantante.
Un libro prologado por el hijo de Cohen, quien asegura contiene los últimos esfuerzos de su padre como poeta, un difícil proceso de escritura mientras su cuerpo se debilitaba por la enfermedad.
“Mi padre, antes que nada, era un poeta”, recalca Adam, quien recuerda cómo había libretas suyas con anotaciones en sus bolsillos, en cajones e, incluso, cómo encontró uno en una nevera.
Cohen murió el 7 de noviembre de 2016, pero “cada página de papel que emborronó es la perdurable evidencia de un alma en llamas”, destaca su hijo. Lírico y filosófico, feroz y corrosivo, este último libro incluye nuevos poemas sobre la guerra, el arrepentimiento y la amistad, así como las letras de las canciones de sus cuatro álbumes más recientes.
Este título, según sus editores, refleja las intenciones de su autor que, antes de morir, proporcionó claras instrucciones sobre cómo quería organizar el libro, que debía incluir obra escrita, además de dibujos y autorretratos.
La primera de las secciones del libro contiene 63 poemas elegidos por él entre textos inéditos de varias décadas, mientras que la segunda contiene las letras de las canciones de sus últimos discos y, como todas fueron originalmente poemas, pueden ser valoradas como tales por derecho propio, a diferencia de las de la mayoría de los cantautores, indican los editores.
La tercera parte del libro presenta una selección de entradas de los cuadernos que Leonard Cohen llevó consigo, desde la adolescencia hasta el final de su vida. Y también su discurso de aceptación del Premio Príncipe de Asturias que leyó en Oviedo, en 2011. En resumen, una muestra de la sensibilidad e inteligencia de su “alma en llamas”, ante el final de su camino.
*EFE