Por: Irma Barrera
Asistente Técnico, Dirección de Fortalecimiento Institucional de SESAN
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La extrema pobreza aumenta la posibilidad de que los niños se expongan a múltiples adversidadescomo: estrés familiar, maltrato o abandono, inseguridad alimentaria y exposición a la violencia que a menudo se ve agravada al vivir en comunidades con recurso limitado. Para poner fin a la pobreza extrema se requiere de un enfoque intersectorial fomentando y promoviendo estilos de vida saludables y reducir las desigualdades en la sociedad.
En una de las estrategias a nivel mundial el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) es “garantizar que todos los seres humanos puedan desarrollar su potencial en condiciones de dignidad e igualdad”, proteger y promover el desarrollo de la primera infancia es fundamental para que todos alcancen su pleno potencial humano, prosperen y conduzcan vidas trasformadoras y prósperas. El logro de este ODS depende de garantizar servicios adecuados integrales en salud, nutrición, protección y seguridad, cuidados sensibles y oportunidades de aprendizaje temprano para los niños en la primera infancia, de la edad comprendida entre 0 y 6 años.
Es importante hacer hincapié cuando hablamos de cuidados sensibles, que se define como un entorno estable que es sensible a la salud y a las necesidades nutricionales de los niños, con protección contra amenazas, oportunidades de aprendizaje temprano e interacciones que son receptivas, apoyo emocional y estimulantes para el desarrollo. También se distinguen determinantes sociales intermediarios como las condiciones de vida, conductas, entre otros. Los determinantes sociales tienen especial relevancia cuando inciden en la primera etapa de la vida ya que las consecuencias de estos factores limitarán el desarrollo integral en la primera infancia como en el resto de las etapas de la vida.