Los superhéroes son el panteón de la cultura pop, y, con la muerte de Stan Lee (28 de diciembre de 1922 / 12 de noviembre de 2018) se suma un nuevo olímpico a esa lista de mentes creativas.
Para hablar de Stan Lee, tomaré a los más cercanos, Steve Ditko y Jack Kirby, con ellos formó la tríada más importante del imaginario Marvel, y todos han muerto. En sus manos estuvo la concepción de Hulk y Spider-Man, por mencionar los más obvios.
No pretendo innovar en un obituario a Stanley Martin Lieber (Stan Lee), ya lo hicieron los periódicos del mundo y así debía ser, murió un ícono de los siglos XX y XXI, que lo digan sus cameos en este video: bit.ly/GrandeLee.
Con su deceso pensé acerca de en qué momento supe de Stan y primero vino su obra. Recuerdo a Hulk, ese héroe anónimo que vagaba en las carreteras de EE.UU. Ahora sé, entonces lo ignoraba, que en la cinta The Trial of the Incredible Hulk, que sucedió a la serie, Lee era parte del jurado que presenció cómo David Banner (el mítico Bill Bixby) se transformaba en Hulk (Lou Ferrigno).
Luego vinieron las Pepsi Cards. Eran los años 90 y todos los niños procuramos juntar la colección. La de Incredible Hulk era fascinante, pero la que alucinaba era Hulk 2099. El remate vino después, con la caricatura Spider-Man, de 1994. Los juguetes del arácnido que vendían en Burger King se agotaron, yo aún los tengo. El broche de oro fue en el episodio Spider Wars, Chapter 2: Farewell Spider-Man (1998) en el que Peter conoce a su creador Stan Lee y tienen una conversación más que memorable. Lo que intento decir es que Lee estuvo en el imaginario colectivo sin que niños como yo lo supieran.
Comenzó el milenio y las películas de Marvel con los cameos Lee fueron geniales y, a veces, lo único bueno de la cinta. Así recuerdo a Stan, un sujeto que seguro cometió sus errores, que seguro tomó decisiones poco éticas. Soy seguidor de DC Comics y sí, encuentro un paralelismo entre Batman e Iron Man, por mencionar al más obvio ¿pero acaso hay un muerto malo y sin altibajos?
Celebro la vida de Lee, con su trabajo nos acompañó desde nuestra infancia. Ahora camina como lo hizo David Banner, pero en el más allá. Un piano nostálgico canta Lonely Man. Con un maletín al hombro lleno de apuntes para compartir con Kirby y Ditko y seguir creando. Ahí va Stan en una carretera sin fin, la que caminaremos todos.
La bendición/maldición de los íconos pop es que los sentís tan cercanos que crees que son tus amigos. Por eso duele su muerte. Adiós Stan, nos veremos en el multiverso. (bit.ly/AdiosLee).