Aunque la primera piedra del Palacio Nacional se colocó en 1937, fue hasta el 10 de noviembre de 1943, en ocasión del cumpleaños del presidente Jorge Ubico (1878-1946), cuando finalmente se inauguró. Con una arquitectura ecléctica, inspirada en el Palacio de Monterrey, de Salamanca, España, cada detalle de la construcción refleja las influencias que ese mandatario obtuvo en sus viajes por el mundo.
Desde el orden griego y romano del edificio, hasta su fuente y patios al estilo árabe, muchos son los espacios dignos de admirar en esta obra. Más allá del diseño arquitectónico, este lugar también fue intervenido por grandes maestros del arte, quienes se encargaron de engalanarlo con sus creaciones. Hoy recorremos algunas de estas joyas, junto a Luisafernanda Rojas, subadministradora de este monumento histórico y artístico.
La Conquista
Con un estilo influenciado por su contemporáneo Carlos Mérida, el pintor y muralista Alfredo Gálvez Suárez (1899-1946) fue el responsable de los murales del Palacio Nacional de la Cultura. Uno de ellos, La Conquista muestra una temática basada en el costumbrismo e indigenismo, así como los cambios provocados por la Conquista Española. Luisafernanda Rojas ase gura que fue el propio Jorge Ubico quien entrevistó a distintos artistas hasta encontrar al indicado para las obras y, al no estar Mérida en el país, el más notable fue Gálvez Suárez.
El choque
Otra de las obras más representativas de Gálvez Suárez es El choque, que también desarrolló bajo el tema de la nacionalidad guatemalteca. En este mural, creado en tela, el artista representa el impacto causado po la lucha de los conquistadores contra el pueblo indígena. Como anécdota, Rojas cuenta que el artista pintó sus piezas en el espacio que hoy ocupa el Museo de Arte Moderno Carlos Mérida y, cuando llegó el tiempo de instalarlas, tuvo que caminar con lienzos y bastidores hasta el Palacio Nacional.
Composiciones coloridas
Entre los tesoros del Palacio Nacional se hallan los vitrales firmados por el pintor, escultor y vitralista Julio Urruela Vásquez (1910-1990). En el Salón de Recepciones (Banderas), el artista reflejó la vida precolombina y la contrastó con la evangelización de los pueblos durante la Época Colonial. En el Salón de Banquetes, plasmó las 10 virtudes cívicas que debe poseer un gobernante; mientras que en el Pasaje Sexta representó escenas de obras como Al pensativo, La fuente del Bosque y Epístola Guatemala.
Lienzos en Banquetes
El Salón Banquetes posee dos lienzos originales del pintor y decorador Carlos Rigalt Anguiano (1901-1977), catedrático de pintura decorativa en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de 1944 a 1946. De acuerdo con Rojas, ambas obras incluyen ornamentos barrocos, y abordan la Conquista de Guatemala con un protagonista, Pedro de Alvarado. Estas creaciones llegaron al edificio en 1947, durante el Gobierno de Juan José Arévalo.
Pinacoteca
Más allá de las obras creadas específicamente para el recinto, el Palacio Nacional de la Cultura cuenta con una Pinacoteca, que resguarda no menos de 800 piezas de destacados artistas guatemaltecos.
Nombres como Elmar Rojas, Roberto González Goyri, Rodolfo Abularach, Víctor Vásquez Kestler, Isabel Ruiz y Erwin Guillermo son parte del catálogo. Por su valor, estas creaciones son expuestas únicamente en las galerías Kilómetro Cero y Pasaje Sexta, ubicadas dentro del edificio.
Artesonado
Con el apoyo de alumnos de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Rodolfo Galeotti Torres (1912-1988) y Dagoberto Vásquez (1922-1999) velaron por los detalles plasmados en el techo del edificio. Los diseños geométricos y florales, elaborados a mano, requirieron no menos de cinco años para su elaboración, afirma Rojas. Carlos Rigalt colaboró con el artesonado del Salón Banquetes con una obra en madera y laminillas de oro.
Lámparas
Este recinto cultural cuenta con diversos elementos decorativos, que van desde sus columnas hasta su iluminación. Muy llamativas son las lámparas, en su mayoría hechas en Europa, y que, de acuerdo con Rojas, alcanzan los no menos de 600 diseños. La más grande, fabricada en la antigua Checoslovaquia, se ubica al centro del Salón de Recepciones (Banderas) y tiene un peso de 2.5 toneladas.