Buenos Aires – EFE
Boca Juniors y River Plate comenzarán a disputar mañana la final de la Copa Libertadores, que marcará la página más importante de una rivalidad que tiene no menos de cien años de historia entre los dos equipos más populares de Argentina.
Con 370 partidos disputados desde 1908, la rivalidad marca 134 triunfos del xeneieze, 121 del millonario y 115 empates en la antesala de este cruce, la primera vez que pone en juego un trofeo internacional y la tercera vez que disputa una corona.
En 1976 el torneo Nacional quedó en manos de Boca y este año la Supercopa Argentina fue para River en los únicos dos antecedentes que ambos definieron frente a frente un título.
Para Boca esta posibilidad de sumar su séptima Copa Libertadores como visitante en el estadio del eterno rival supone reponerse de un ciclo de cuatro años adversos en los enfrentamientos contra River.
Boca tiene presión
Desde el desembarco de Marcelo Gallardo como entrenador, Boca tuvo resultados adversos que generan una carga de cara a esta serie final de Copa Libertadores.
Para Daniel Angelici, en la antesala de su último año luego de dos gestiones como presidente de Boca, lograr este título contra River le permitiría sumar su primer título internacional bajo su gestión.
Una deuda pendiente pensando que en su campaña para llegar a la primera magistratura de Boca le pidió a sus simpatizantes que preparen el pasaporte para lograr cosas importantes fuera del ámbito nacional.
La ilusión de Schelotto
El técnico Guillermo Barros Schelotto, que en su paso por Boca ya sumó dos Superligas locales, está ante la gran posibilidad de coronar su palmarés con una Copa Libertadores y además sumar un triunfo especial en la disputa personal con Marcelo Gallardo, que se ha impuesto en los últimos cruces relevantes.
Sin definición sobre su continuidad como técnico de Boca, Barros Schelotto no imagina mejor despedida que un título en Copa Libertadores contra River en el Monumental y la posterior disputa del Mundial de Clubes en Emiratos Árabes Unidos.
En la historia
Para la historia de Boca, en tanto, esta Copa Libertadores significaría la séptima de su historia (1977, 1978, 2000, 2001, 2003 y 2007) que le permitiría igualar como máximo ganador de este trofeo a Independiente; además sería corona 23 en el ámbito internacional y el número 68 de sus 113 años de fundación.
En la vereda de enfrente, para River festejar el título de Copa Libertadores en su estadio Monumental después de derrotar a su clásico y eterno rival parece el final ideal para su película.
Luego de nueve coronas logradas bajo la conducción de Gallardo, el ‘Millonario’ está ante la posibilidad de coronar esta era con su cuarta Copa Libertadores y la segunda en tres años.
D’Onofrio y la Libertadores
Además para Rodolfo D’Onofrio sería la oportunidad de sumar la victoria más importante en la historia de River bajo una gestión que acumula de los triunfos más resonantes en 117 años.
Un año después de haber sido reelegido por amplia mayoría, D’Onofrio busca sumar a las vitrinas del club un triunfo que deje definitivamente en el olvido aquel único descenso que sufrió River en 2012.
Gallardo, que el año pasado renovó su contrato hasta 2022 cuando finaliza el segundo mandato de la actual comisión directiva, tiene la oportunidad de extender su era triunfal y discutirle a Ángel Labruna y Ramón Díaz el título de mejor técnico de la historia.
Justamente para la trayectoria del club esta Copa Libertadores significaría la cuarta (1986, 1996 y 2015), el 17o. trofeo fuera de las fronteras de la Argentina y el 64o. en total.
Boca-River, River-Boca serán dos duelos que marcarán la historia de ambas instituciones, de una rivalidad centenaria y del futbol argentino, sudamericano y mundial.