Hablar sobre el pensamiento crítico es recrear la historia de la humanidad en sus períodos esenciales, desde el dominio del fuego, la consolidación de las sociedades, hasta la era cibernética y robótica de la actualidad, pasando por el Milagro Griego, el Renacimiento y la Revolución Industrial. En todos esos momentos históricos, la creatividad humana, la inventiva, se hizo patente y el lema atrévete a pensar, marcó la pauta de esos momentos cruciales. No fueron los que se sometieron a la ideología dominante, los que reprodujeron el sistema, los que cambiaron el rumbo de la historia. Por el contrario, fueron los que se rebelaron, los que pensaron distinto, los subversores, los que buscaron y vieron más allá de lo evidente, los sujetos críticos, los que transformaron la historia.
Ver más significa examinar más, buscar más, cuestionar más, argumentando con evidencias o premisas lógicas. Pero, ¿qué tanto de lógico tiene el accionar humano, qué tanto en este influyen los juicos de valor? Creer es más fácil que conocer, la creencia acepta sin protestar, el conocimiento lo hace a través de la reflexión y el espíritu de búsqueda.
Existe una gran diferencia entre el pensamiento reflexivo y el común. Oposición como la que se establece entre la opinión y el conocimiento, lo sensible y lo inteligible, los juicios de valor y los de razón. La mayoría de las personas opina, dice, cree, afirma sin tener un sustento lógico, lo hacen desde su particular esfera ideológica. Es por ello que incurren en falacias, errores en la estructuración de su pensamiento.
El sistema imperante determina, hasta cierto punto, la forma de pensar de las personas, las hace creer lo que este quiere que piensen, a través de la educación deformadora, de una estructura mitologizada que enmascara la realidad para su supervivencia.
Al igual que la caverna, que se ilustra en La República de Platón, los seres humanos están afectos a la subcultura, viven en un mundo de sombras, ajenos a la realidad, se someten a los designios de otros sin cuestionar. Pensar siempre ha sido un crimen, hacerlo en forma diferente al Statu Quo, muchas veces se pagó con la exclusión y la muerte. Akenatón, faraón egipcio que dispuso venerar a un dios único, cuando lo procedente en el momento histórico era a muchos. Sócrates, quien fue obligado a envenenarse por el hecho de pervertir con sus discursos a la juventud. Giordano Bruno, Galileo Galilei, mártires del período medieval quienes riñeron con los criterios de la Iglesia. Todos cuestionaron el discurso imperante, se atrevieron a decir algo diferente para el momento peligroso.
No obstante, no es suficiente revelarse a los criterios del momento para ser sujeto crítico. Es necesario también que la construcción mental que origina ese pensamiento sea coherente, que no contenga contradicción alguna y que sea lógica y experiencialmente demostrable. El pensamiento crítico, por consiguiente, no es criterio de la mayoría, aunque es imperioso que lo sea.