Alfredo Ajpacajá mantuvo el suéter de líder en llegada a su tierra.
Antes de llegar a la meta, en el Parque Central de Totonicapán, el tramo se empieza a empinar. Es la última prueba para las piernas y ahí vienen los guatemaltecos Santos Crispín Ajpacajá y Mardoqueo Vásquez en pleno forcejeo con André González, quien los voltea a ver para preparar el ataque, el peruano hincha los músculos y se perfila por el lado izquierdo. Pedalea sin cesar, los nacionales tratan de ponérsele a tiro, pero el remate del peruano es más violento y logra traducirlo en triunfo.
“Se lo dije”, le expresa su entrenador Arlex Méndez al tiempo que se estrechan las manos, mientras un enjambre de periodistas lo entrevista. “El último kilómetro me quise poner por delante, a buscar la meta. Ya me tocaba, todos mis compañeros habían hecho algo y yo también quería hacer historia en Guatemala”, manifiesta el originario de Arequipa.
A González sus papás le dicen que aprendió primero a maniobrar un triciclo que a caminar y ayer esa anécdota le vino a la mente cuando ganó en la tierra de Alfredo Ajpacajá, líder de la Vuelta, luego de mantenerse fugado junto a 5 pedalistas, durante el circuito que comenzó en San Cristóbal y desfiló por Salcajá, ruta en la que llegó a sacar una ventaja de 2 minutos respecto del pelotón y diferencia que conforme el trayecto se fue recortando.
Era el día de González, joven de 20 años y apuesta de Méndez para convertirlo en uno de los referentes; siempre estuvo entre los escapados en un trayecto áspero en el cual esta vez no hubo calor, sí viento, y había que romperlo, por lo que algunos apelaban a chupar llanta, además de sortear los repechos.
González diseñó junto a su entrenador que esta etapa sería para él, tenía que ser y ni Colombia ni Costa Rica son la sensación de la Vuelta, es Perú, que no solo ya hizo historia al tener a su primer pedalista ganador de etapa en Guatemala (Alonso Gamero, primera y segunda), sino que acumula tres triunfos en el certamen, aunque el liderato continúa en manos de Alfredo Ajpacajá.