Las ideologías imperan en el mundo, y, con estas, los fanatismos y sus perniciosos efectos, derivando con ello discordia y antagonismo entre las personas, grupos y sociedades. Ver la realidad de distinta forma, atendiendo a criterios personales, da lugar a subjetivismos que, en el sentido más radical, imposibilitarían los acuerdos. Es claro que cada sujeto tiene un momento, una perspectiva e intención para ver la realidad, que no es la misma que la de otro, pero tales criterios se originan de una realidad común que posibilita la comprensión entre todos los miembros de la especie y que sin este no sería posible.
¿Por qué los criterios que tienen distintas personas sobre las cosas se hacen tan diversos y, por ende, no existe forma de congeniarlos? No es que cada persona o grupo tenga su verdad sobre las cosas, ya que, de serlo así, cualquier individuo o colectivo podría tener criterios fantasiosos sobre la realidad y, consecuentemente, habría que aceptarlos como válidos, lo cual ocasionaría un caos epistemológico y, desde luego, social. Las interpretaciones de la realidad fueron formuladas a través de mitos, religión, ciencia y filosofía. Los primeros seres humanos, con su incipiente intelecto, encontraron en los mitos y en la religión la forma de interpretar el todo. Tal lectura fue un modo rudimentario de establecer el qué y el porqué de las cosas que, con el avance del pensamiento, fue sustituido para algunos por el uso de la razón. Las cosmogonías resolvieron las dudas e inquietudes de las personas, persuadiéndolas de ser la forma de resolver sus problemas, lo que derivó toda una serie de concepciones ideológicas opuestas al pensamiento crítico. No obstante que el imperio de las opiniones continúa vigente, disfrazándose de religiones, mitos y tradiciones, es la reflexión crítica, que se inspira en el conocimiento, la que sustancialmente propicia la armonía y el desarrollo de los pueblos. Fomentar la alienación, la domesticación, es ideologizar a las personas, y eso lo hacen aquellos que pervierten la sociedad para sacar provecho de esta. Fortaleciendo el pensamiento crítico y, con ello, la desmitologización de las personas, determinará que los seres humanos vuelvan a su condición esencial, y así examinen lo que ven y escuchan, no aceptando por verdadero todo aquello que esté revestido de elocuencia, de juicios de valor y sofismas. Que teniendo sus raíces en criterios falsos, enmascaran la realidad y se convierten en instrumento de ideologización por parte de sectores interesados para el sometimiento y dominación de las masas.