Conocer mundos, personas, costumbres y tradiciones; comer y beber cosas nuevas para el paladar y escuchar músicas, sonidos y modos de hablar forma parte de la maravilla de viajar. Es lo que los turistas buscan: llenar sus sentidos con cosas novedosas, y de esto se aprovecha la llamada
“Industria sin chimeneas”, que cada año crece más, pues con las modernas posibilidades de comunicación, las reservas para viajes en avión, barco y tren, lo mismo que para hoteles, se hacen en cuestión de minutos.
En algunos países, el negocio del turismo es uno de los principales rubros de su economía, pues genera ingreso de divisas, fuentes de trabajo directas e indirectas, educación especializada y promoción por todo el mundo.
En Guatemala, el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) es el gestor de la promoción de país, colocándolo en la vitrina de muchos países de América, Europa y Asia, lo cual ha derivado en un mayor flujo de visitantes, que vienen al país en busca de destinos especiales como Antigua Guatemala, Tikal o Atitlán, o por actividades puntuales: pesca deportiva, avistamiento de aves o realización de bodas.
Pero el Inguat también ha trabajado en la promoción del turismo interno. De acuerdo con sus autoridades, es importante motivar a que los guatemaltecos viajen y conozcan mejor su país. Por ello se han hecho reformas a la Ley que Promueve el Turismo Interno, promulgada en 2010, para que algunas de las fechas de descanso sean acomodadas de tal cuenta que los ciudadanos puedan tener fines de semana largos para que viajen por el país con mayor tranquilidad.
El fin de semana pasado se aplicaron estas reformas para el descanso decretado por el 20 de Octubre (conmemoración de la Revolución de 1944). Como resultado, en esos tres días de descanso se generó un incremento del 89 % en el desplazamiento de turistas internos, lo que generó una derrama económica de no menos de 454 millones de quetzales.
Se espera que, para los próximos asuetos considerados en estas reformas, la demanda de servicios para viajeros crezca más, para que la derrama de ganancias alcance a más comunidades con emprendimientos que muestren paisajes, costumbres y tradiciones, generando trabajo para quienes se especilizan en actividades como la gastromonía y la artesanía.