La actriz australiana Cate Blanchett brilló hoy sobre la alfombra roja de la Fiesta del Cine de Roma y proclamó su amor por el teatro, pues fue desde las tablas que saltó a la gran pantalla a pesar de que “jamás” se lo había planteado.
Blanchett (Melbourne, 1969) se encuentra en la capital italiana para presentar The House with a Clock in Its Walls, una historia de magia y terror dirigida por Eli Roth y con la que compite en la Fiesta del Cine de Roma, que concluirá el próximo 28 de octubre.
Su paso por la ciudad sirvió a esta afamada y prolífica actriz para mantener un encuentro con el público, encargado de repartir los premios del certamen y que cayó rendido ante sus anécdotas y los recuerdos de sus no menos de dos décadas de trayectoria en el cine.
Memorias
Sentada en el escenario y vestida con un traje negro, recordó sus inicios en el mundo de la interpretación, en un teatro de Sydney, con veinticinco años de edad.
“Me decían que debía darme prisa para pasar al cine porque si no me excluirían. Porque antes, con veinticinco años, la carrera de una mujer en el cine ya estaba marcada. Ahora las cosas han cambiado”, apuntó, suscitando el sonoro aplauso de los asistentes.
Aunque reconoció que “ha sido bellísimo” poder pasar del teatro al cine y complementar ambos estilos, no oculta su predilección por el primero por “la percepción directa” que ofrece con la platea.
Además, Blanchett llegó para recordar algunas de las películas que le han convertido en uno de los rostros más reconocibles del Séptimo Arte, conquistando dos Premios Óscar como mejor actriz en Blue Jasmine (2013), de Woody Allen, y por su papel de reparto en The Aviator (2004).
*EFE