Incapaz el MP sin CICIG de concluir el caso? ¡Por favor! ¿Insuficientes doce años para haber logrado que el Ministerio Público se haya hecho ya capaz de concluirlo?¿Tal el fracaso de la transmisión de capacidades?
¿Tan extraordinarios los sudamericanos y tan malos los guatemaltecos? En este caso –el de las canastas navideñas– no debió de darse nunca persecución penal en contra de ninguno porque no habiendo habido defraudación no hubo delito, sino infracción administrativa tipificada y sancionada por la Ley de Contrataciones del Estado, fraccionamiento de compra de la que son responsables los funcionarios que la hicieron y que debieron ser perseguidos y sancionados por la Contraloría General de Cuentas y, aunque ya no existe sanción para los no funcionarios participantes, si la hubiere, la única persona a ser sancionada, además de los funcionarios, sería Elmy Orellana, confesa en aceptar todas las responsabilidades y clara en que el hermano y el hijo, entonces un joven de 19 años de edad que era novio de su hija, joven de la misma edad, no tuvieron otra participación que el favor que le hicieron sin beneficio económico alguno para sí.
El otro caso que según algunos podría haber influido sobre la decisión presidencial sería el del “financiamiento electoral ilícito”, delito que se atribuye al mandatario por no haber registrado como recibido lo que nunca recibió y que se atribuye a los empresarios por haber aportado dinero limpio, dinero de lícita procedencia, para apoyar la labor de los fiscales de mesa en las pasadas elecciones, no constituyendo delito alguno la aportación de dinero limpio con este propósito o con el propósito de apoyo a una campaña electoral.
Los empresarios jamás pudieron cometer delito con su aportación porque no constituye delito la aportación de dinero limpio, siendo solamente quien lo recibe quien puede cometerlo, si no lo registra.
En el presente caso, tampoco puede haber delito en el candidato presidencial y Secretario General del Partido Político que le postulara puesto que ninguna obligación podría haber tenido de registrar, lo no recibido, dinero proporcionado directamente por los empresarios, a través de empresa por ellos escogida, a los fiscales de mesa, sin que lo haya recibido el candidato, en tal carácter o en el carácter de Secretario General del partido político.
Ambos casos subieron como sube la espuma, vertiginosa, pero tal y como ocurre con la espuma, igual se desvanecen.
Si he vuelo a tocar el tema y, si lo deba seguir tocando en el futuro, será con el único fin de evidenciar que ni uno ni otro –inconsistentes– podrían haber influido en que el Presidente tomara la decisión tomada –la no renovación del mandato de la CICIG– ya que el daño que pudo hacer hecho está y ninguno más podría hacer a estas alturas, intrascendente, cara a los mismos, que finalice la Comisión establecida.
Me he permitido decir que finalice la Comisión establecida, porque no se trata simplemente de que finalice su mandato y, finalizado, se retire de Guatemala ya que no se trata de finalización de mandato o retiro sino de su absoluta disolución, Comisión que simple y llanamente el tres de septiembre del próximo año, dejará de existir.
No se trata de que se vaya de Guatemala ya que mal podría irse lo inexistente y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, en esa fecha, dejará de existir e incluso, si se pensara en una Comisión “renovada”, no se trataría ya de la misma Comisión.
La Organización de las Naciones Unidas, el tres de septiembre del próximo año no podría “trasladar” la Comisión a otra parte ya que, como tal, no existiría, siendo posible, sí, que reclutara al equipo sudamericano para hacer funcionar una Comisión similar en otro Estado, posibilidad un tanto remota pero, quizá, no imposible: Quizá algún Estado quisiera quererla para sí…
También podría existir la opción de armarla dentro de la sede de la propia Organización, el equipo sudamericano, organizado en Comisión Contra la Impunidad, con jurisdicción en el mundo…
Toda una propuesta para la Asamblea General integrada por 193 Estados y para el Consejo de Seguridad.
¿Acaso, una ironía?