La lucha global contra el hambre, la obesidad y otros tipos de malnutrición requiere de que los Gobiernos, las empresas y los individuos actúen para cambiar los sistemas alimentarios, subrayó la Organización de las Naciones Unidas, en el marco del Día Mundial de la Alimentación.
Nuestras acciones son nuestro futuro, fue el lema de la conmemoración, durante la cual la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) recordó en una ceremonia que acabar con esos problemas es una responsabilidad conjunta.
“Todos debemos poner de nuestra parte para que todas las personas tengan acceso a una dieta saludable y nutritiva”, dijo el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en una grabación en la que pidió “renovar el compromiso” y sumar esfuerzos, especialmente a gobiernos, empresas e individuos.
“Cada acción cuenta. Cada intervención es importante, como los profesores que enseñan a sus alumnos a respetar el entorno, o una madre que hace el esfuerzo por conseguir para su familia alimentos nutritivos y frescos”, comentó la reina Letizia de España, que asistió en su calidad de embajadora especial para la Nutrición.
Esos llamamientos chocan con la dura realidad del hambre, que en 2017 aumentó por tercer año consecutivo, afectando a 821 millones de personas, que se suman a los mil 300 millones que tienen sobrepeso, 672 millones de obesos y mil 500 millones con carencias de micronutrientes, la llamada “hambre oculta”.
Revertir esas tendencias es fundamental si se quiere erradicar la malnutrición, objetivo que se ha propuesto la comunidad internacional para 2030, como recordó la ONU.
A dicha reivindicación se sumó el papa Francisco, que envió un mensaje instando a dar “ayudas eficaces” y no “meros propósitos” o “pomposas declaraciones” para lograr ese reto, que requiere de “la responsabilidad de todos”.