Con el deseo de convertirse en instrumentista de orquesta, a los 9 años, Raúl López Colibrí comenzó sus estudios de clarinete y solfeo. Sin embargo, en la adolescencia sus planes cambiaron y, gracias a un llamado interior, emprendió un viaje por la música infantil. En el espacio Los de siempre conversamos con el cantautor guatemalteco, quien trabaja por contagiar alegría mediante ritmos sonoros.
Primeros años
A los 17 años, Raúl López Colibrí vivió “un encuentro” con los cantos infantiles, cuandoa sus manos llegó un disco de la cantautora argentina María Elena Walsh, creadora de piezas como Manuelita y El gato que pesca. “Me aprendí sus composiciones en guitarra y las entonaba para mí”, recuerda el cantante.
En 1981, Colibrí coincidió con los titiriteros de Teatro Latino, quienes lo invitaron a amenizar uno de sus montajes. Ese fue solo el despegue de una trayectoria, que ya suma no menos de 3 décadas: “Aunque no planeé convertirme en solista de armonías infantiles, logré desenvolverme en escenarios, calles, parques y cualquier lugar al que asisten pequeños”. Agrega que, para llevar temas a estos espacios son necesarios dos aspectos: el amor por los niños y la pasión musical.
Saber que aporta algo positivo a la niñez y que sus composiciones los inundan de felicidad, esperanza y magia, continúa siendo la principal motivación del guatemalteco. Para él, cada presentación es muy significativa y todo su esfuerzo es recompensado con aplausos, abrazos y sonrisas. Esto, además, da sentido a su bandera filosófica: “Cantar para promover la vida y la alegría de los infantes”.
Línea de trabajo
En sus primeros discos, Matatero tetero la, El circo al revés y Witzi Witzi araña, Colibrí se dedicó a promover canciones y rondas, con el fin de rescatarlas del olvido y transmitirlas a las nuevas generaciones. Sin embargo, también trabaja en temas de profundidad histórica, como en Cuentos infantiles de Guatemala. En formato de radio-teatro, este material proyecta narraciones de la cultura maya, xinca, garífuna y mestiza.
Su más reciente trabajo, titulado A la niñez desaparecida, expone hechos ocurridos durante el conflicto armado interno, con el fin de sensibilizar a la población acerca de la dignidad que merecen los niños. “La canción es muy importante, pues despierta la capacidad de soñar y amar”, concluye.