Ejército reforzó seguridad en 513 de los 5 mil 570 municipios del país.
Los resultados de las elecciones de ayer en Brasil impondrán a la centroderecha una profunda revisión, tras el durísimo varapalo asestado por Jair Bolsonaro, un radical que se ha apropiado de prácticamente todo el espectro ideológico conservador.
Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército que sin pelos en la lengua defiende la dictadura militar (1964-1985) o descalifica a homosexuales y negros, logró el domingo un 46.7 % de los votos, con un 96 % del censo escrutado (al cierre de esta edición), y deberá disputar el próximo 28 de octubre una segunda vuelta con Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).
Haddad recibió el 28.3 % de los sufragios y tendrá cuesta arriba una segunda vuelta que en principio se presenta totalmente favorable al líder de la ultraderecha. El resultado deja a Bolsonaro a un paso del poder.
La posibilidad de la segunda vuelta fue anticipada por una encuesta a pie de urna divulgada tras el cierre de las mesas por el instituto Ibope.
Más de 100 millones convocados
La mayoría de los colegios electorales brasileños cerró sus puertas ayer a las 17:00 hora de Brasilia (14:00 hora de Guatemala), tras unos comicios para los que estaban convocados 147.3 millones de votantes en 5 mil 570 municipios y 171 localidades en el exterior para elegir al nuevo presidente y renovar el Congreso y los gobiernos regionales.
El estado de Acre, en el oeste de Brasil y fronterizo con Bolivia, fue el último en cerrar las urnas debido a los diferentes husos horarios entre las regiones sur, noreste y sureste del país con respecto a Brasilia.
La jornada electoral, que duró nueve horas, transcurrió con normalidad y solo tuvo algunos incidentes aislados, entre estos mil 183 crímenes electorales por los que fueron detenidas 260 personas, entre ellas seis candidatos que se promovían dentro de los lugares de votación.
Al respecto, la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, jefa de la primera misión de observación electoral de la OEA en Brasil, afirmó que los comicios transcurrieron “con bastante normalidad” y sin incidentes.