sábado , 23 noviembre 2024
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El Bebote se deja querer

En la sexta fecha de la Superliga de Kosovo, cuando Wílber Pérez marcó su segundo tanto con el SC Gjilan, celebró levantando su mano derecha, empuñándola al tiempo que la izquierda iba hacia atrás y por eso ahora la afición le coquetea con ese gesto. “Lo hice inconscientemente, pero para ellos significa fortaleza”, comenta.

Se está haciendo querer a fuerza de goles. El domingo anotó otra diana, la única del partido, que le valió a su equipo para ganar el derbi contra el KF Drita, frente a un público de 16 mil asistentes. El Bebote corrió a los graderíos y celebró a todo pulmón y contagió a los seguidores.

“Una de las curiosidades de aquí del futbolista y de la afición es que son muy fríos, entonces vengo y le pongo un poco de emoción a las celebraciones y en el camerino, y las cosas cambian. Los centroamericanos lo vivimos de otra forma”, cuenta.  A Pérez le costó ganarse la confianza del técnico del Gjilan Sadat Pajaziti: “Él no creía en mí porque yo venía de Guatemala, vieron vídeos y sí, pero en las primeras prácticas, miraba la situación muy difícil, aquí son muy rápidos con la pelota, 2 o 3 segundos y la liberan”.

“En el primer partido, cuando metí el gol de la ganancia, se dio cuenta que soy goleador, no soy de crear tanto juego, no es mi estilo, soy más de estar en el área, pivotear y ayudar a mis compañeros a defender y él se ha dado cuenta que he mejorado, he aprendido, ahora me tiene mucha confianza”, subraya.

Adaptación

En Kosovo, el clima y la gastronomía es parecida a la de Guatemala, el costo de vida es más económico; sin embargo, lo que más extraña dice, entre sonrisas, son las tortillas. Se habla albano y serbio y muy poco el inglés, pero Pérez se acuña en la tecnología para comunicarse.  El Bebote es el único hispano en el equipo. Su residencia está a 6 minutos a pie del estadio, donde se entrena y la comparte con su compañero de equipo, el brasileño Mauricio Marinho: “Aquí respetan la privacidad del futbolista, lo valoran, en Centroamérica eso se ha perdido”.

El amorío de Pérez con el balompié de Kosovo marcha tan bien, que  ahora cuando camina por las calles de Gjilani, una ciudad de 90 mil habitantes, la gente levanta la mano derecha y la empuña, lo ven en los restaurantes y lo invitan a comer o le pagan la cuenta, se empiezan a identificar con el forastero, quien acumula 3 goles.

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