Julio el Grillo Quevedo probó ser ciclista, pero se encontró con un descenso vertiginoso y le dio miedo; intentó ser futbolista, pero el juego fuerte no era lo de él, basquetbolista, pero no le agradó que, a pesar de llevar 17 puntos acumulados, lo sustituyeran, entonces decidió devorar asfaltos y fue ahí que alcanzó la cima.
“No pegaba en ningún deporte, me puse a hacer atletismo y, paso a paso, pude ir a juegos de talla internacional. Hice una muy buena época, gracias a la calidad de competidores que había en ese tiempo”, expresa Quevedo, quien el 17 de octubre cumplirá 79 años.
Por medio del atletismo disputó multitud de certámenes y brilló: compitió en 2 Juegos Olímpicos, 4 Juegos Centroamericanos, 5 Juegos Centroamericanos y del Caribe y 1 Panamericano, además de los Juegos Universitarios Mundiales de Turín, en 1970, y ser invitado para correr 2 veces la San Silvestre de Sao Paulo.
Las 3 medallas de plata en las pruebas de mil 500, 5 mil y 10 mil metros planos, en los Juegos Centroamericanos de 1973, y el bronce en los mil 500 metros en el Campeonato Centroamericano y del Caribe, en Jalapa, Veracruz 1967, son la muestra de algunos de sus logros, pues también estableció récords.
El Grillo también es uno de los máximos ganadores de la San Silvestre de Guatemala, “dicen que fueron 5 veces, pero en realidad la gané 7”, dice quien fue poseedor de marcas nacionales y del área, entre ellas en los mil 500 metros, 3 mil metros, 3 mil metros con obstáculos, 5 mil metros, 10 mil metros y 21 kilómetros.
Su experiencia no se la guardó para él, optó por compartirla: “Los años grandes de mi carrera fueron del 68 al 74”, manifestó el Grillo y agregó: “Las pistas me sirvieron para ponerme al servicio de la juventud”, pues también se dedicó a entrenar a talentos del atletismo y administró al equipo de la Universidad de San Carlos.
Quevedo ha dejado de entrenar a jóvenes, sus mejores recuerdos no solo son sus actuaciones sino la de sus discípulos en los certámenes que participó, todo eso lo convirtieron en un Grillo legendario, que a cada rato evoca los récords que impuso en la comodidad de su hogar. Bryan Anton
