Uno de los retos relevantes para los países latinoamericanos es mejorar el clima de seguridad para sus habitantes. El dato esperanzador es que en la mayoría de países se ha mejorado en la disminución de homicidios, y aunque ese cambio se ha dado de forma muy desacelerada, no deja de ser importante.
En cuanto al comportamiento de la sociedad, erradicar la cultura de violencia es un elemento al que se le debe poner atención; la violencia conduce al delito. Por ello, es de suma importancia identificar, reconocer y dar cambios en la conducta individual, para influir en el comportamiento colectivo. En esa línea, la próxima semana llegamos a una conmemoración más del Día Internacional de la No Violencia, el cual coincide con el nacimiento de Mahatma Gandhi, quien es recordado, entre otros, por ser el pionero de la filosofía de la no violencia. Y es que, como menciona las Naciones Unidas (ONU), uno de los principios fundamentales de la cultura de no violencia es rechazar el uso de la fuerza física para lograr los cambios necesarios para la sociedad.
Al respecto, la resolución 61/271, aprobada por la ONU el 15 de junio de 2007, establece que se debe observar el 2 de octubre de cada año como el Día Internacional de la No Violencia. La resolución nos recuerda que “la tolerancia, el respeto de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos, la democracia, el desarrollo, el entendimiento mutuo y el respeto de la diversidad, están interrelacionados y se refuerzan entre sí”. Un conjunto para aplicarse día a día.