Poco a poco iba engrosándose el grupo de patriotas, quienes juraban sobre los evangelios mantener su decisión y el secreto. A fines de octubre (1813) ya estaba madurado el plan y acordado el golpe para la fecha de Nochebuena: el regidor José Barrundia, el teniente Joaquín Yúdice y otros oficiales sublevarían el Batallón del Fijo, mientras que León Díaz y Andrés Dardón se encargarían del soborno o la patriótica adhesión de los sargentos.
Díaz y los suyos caerían sobre el alcalde y militares fieles, auxiliado por un retén atraído mediante órdenes supuestas. Las puertas de las cárceles se abrirían a los próceres granadinos (rebeldes nicaragüenses), concentrando luego toda la fuerza sobre el Palacio para aprehender al capitán general, José de Bustamante y Guerra, y al comandante de la guardia, Coronel José Lagrava.
La independencia sería proclamada y expulsados los criollos que se negaban a jurarla. Mariano Cárdenas saldría a levantar Quezaltenango y Suchitepéquez; Manuel Tot movilizaría a la población indígena de Los Altos y Verapaz, donde creía contar con 5,000 adeptos.
Lentamente pasaban los días, y cada quien se cuidaba del espionaje del capitán general Bustamante. Pero en una ciudad pequeña no pueden celebrarse juntas secretas: Bustamante estaba siempre sobre aviso y, en esa ocasión, tuvo denuncias anónimas con detalles que solo podía saber alguien que había traicionado.
Según David Vela, por la noche de ese día se presentó sorpresivamente el capitán Antonio del Villar, con buen número de soldados que acompañaban al presbítero Crisanto Tejeda, comisionado por la autoridad eclesiástica, quien apresó al superior del convento, al doctor Manuel Ruíz y a fray Manuel de San José. Con este golpe, los grupos progresistas que habían dirigido los levantamientos desde 1811 se encontraban completamente aislados.
Los conspiradores empezaron a reunirse el 28 de octubre de 1813, y habían decidido que el 24 de Noche Buena iban a pasar a la acción, con el apoyo de una parte de los militares de la ciudad).
Por lo menos dos oficiales de la milicia, José de la Llana y Macario Sánchez, denunciaron la existencia de dichas reuniones en el convento de Belén, porque habían sido invitados a asistir. Al parecer, el testimonio del teniente Joaquín Yúdice permitió al gobierno de Bustamante conocer con bastante precisión a los conjurados.
Manuel Tot
Tot nació el 3 de mayo de 1779 en Cobán, Alta Verapaz. Su familia era originaria de la aldea Chinimlajom, Alta Verapaz. En su infancia fue acólito de la Catedral de Santo Domingo de Guzmán de Cobán. En su juventud trabajó sirviendo a los misioneros dominicos que habían llegado de España. Su labor consistía en viajar frecuentemente a la Capitanía General de Guatemala, llevando mensajes de las autoridades regionales.
Tot se unió a la rebelión e incluso llegó a ofrecer una marcha a la capital, junto a 15 mil indígenas procedentes de Cobán, pero el movimiento nunca tuvo éxito debido a la traición de uno de los que eran parte de los de Belén.
Cuando José Bustamante y Guerra se enteró de la posible sublevación y desbarató militarmente la conspiración, Tot se convirtió en fugitivo, pero cayó abatido por una fiebre en San Marcos, cuando iba en huida hacia México. Moribundo, le confesó al fray Mariano López Rayón su participación en la rebelión. El religioso violó el Sigilo Sacramental y avisó a las autoridades para que lo capturaran.
Tot fue trasladado a la capital, donde fue torturado hasta que murió el 11 de julio de 1815. Su último deseo fue ser enterrado con las cadenas puestas, como símbolo de su lucha por la libertad de la patria.