Los habitantes de Carolina del Norte y Carolina del Sur, Estados Unidos, finalizaron ayer los preparativos para hacer frente al huracán Florence, que con vientos de más de 200 kilómetros por hora y lluvias torrenciales sería el más devastador en la zona de los últimos 60 años.
Además de las miles de personas que aprovecharon las últimas horas para huir por carretera de los efectos del ciclón, las que han decidido quedarse en sus casas protegen sus viviendas con planchas de madera y hacen acopio de alimentos y agua.
Las autoridades insistieron a los residentes de las Carolinas a que se prepararan para la llegada de Florence, una tormenta que calificaron de “monstruosa”, que llegará mañana a las costas de la región como la peor desde 1954.
Los habitantes de los pueblos costeros, quienes son los más amenazados, protagonizaron principalmente el éxodo, tras la orden de evacuación forzosa de las autoridades, que afecta a más de 1.5 millones de personas. Hasta ayer se registraban largas colas, en las gasolineras y los supermercados, de gente que se apertrecha de suministros. EE. UU., EFE