La región llamada Corredor Seco se caracteriza por áreas semidesérticas, tierras poco aptas para la agricultura y con registro bajo de humedad, situación que se agrava durante el verano y la canícula, cuando las lluvias escasean y los cultivos quedan al borde de la pérdida, o se pierden cuando dichos períodos se prolongan más de lo estimado.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) denomina Corredor Seco Centroamericano a la zona con dichas características que atraviesa departamentos de Guatemala, El Salvador y Honduras, y que en los últimos 10 años han registrado las más grandes sequías, lo cual ha dejado a unos 3.5 millones de personas afectadas y necesitadas de asistencia humanitaria.
Para atender a esta población afectada, el Gobierno de Guatemala ha dispuesto de planes de atención inmediata, como la instalación de Comedores Seguros, en donde se da raciones diarias de alimentos a los núcleos familiares golpeados por la sequía, así como la entrega de bolsas con productos básicos que les ayude a mantener un buen nivel nutricional.
Para prevenir los alcances de la sequía, también se trabaja en el mejoramiento y atención de cultivos, con la puesta en marcha de los sistemas de riego que habían quedado en el olvido y que el Ministerio de Agricultura ha reconstruido y readaptado para llevar agua a las zonas de cultivo.
La FAO recomienda una buena gestión del agua, del suelo y de los bosques. Por ello, la cartera de Agricultura se ha propuesto reducir en 20 % la deforestación actual, aumentar en 20 % la producción de granos básicos sin micro-riego y en 50 % con riego, metas que deben ser cumplidas en 2019.
De acuerdo con información oficial, más de 180 mil hectáreas de cultivos fueron dañadas por la sequía de este año, lo cual redunda en una pérdida de más de Q695 millones. Por ello, se ha planificado una erogación millonaria para brindar asistencia a las familias que perdieron sus cosechas por la falta de lluvias.
Esta pérdida agrícola se debe, en parte, a la prolongada canícula que se instaló en territorio guatemalteco, del 10 de julio al 15 de agosto, y que es consecuencia del cambio climático que afecta principalmente a los países ubicados en zonas donde se da el fenómeno de El Niño.