Abrevando de fuentes tan diversas como El nombre de la rosa y Drácula, el director Corin Hardy se hizo de ingredientes que introdujo en un crisol del que surgió la aventura sobrenatural La Monja, cinta con la que espera llevar a las audiencias por una travesía hacia la oscuridad.
Entrevistado por Efe en Ciudad de México, después de una proyección de la película para la prensa, el cineasta británico sostuvo que “uno se ve tan consumido por lo que está pasando en el mundo, en la vida real, que ir al cine es un escape, y particularmente ir a una sala (de proyección), y estar sentado en una habitación oscura y ver la historia”.
“Yo quiero que la historia te absorba y te haga olvidar lo que ocurre durante unas pocas horas. Una buena película debiera poder absorberte y hacerte olvidar eso”, detalló.
En el caso particular de La Monja, se propuso llevar al público en un viaje y una aventura hacia la oscuridad, “con los personajes haciendo frente a sus demonios personales y dudas”.
Desde la literatura
Pero la película, la más reciente adición al creciente “universo” cinematográfico de El Conjuro, se nutre también de fuentes más literarias.
Además de inspirarse en producciones como King Kong, Alien, El exorcista y distintas versiones de Drácula, Hardy refirió que fue El nombre de la rosa, basada en la novela homónima de Umberto Eco, la inspiración para los escritores de La Monja, James Wan y Gary Dauberman.
*EFE