Los huevos son uno de los alimentos más importantes, porque están presentes en infinidad de preparaciones culinarias. La palabra “huevos” designa a aquellos de gallina, ya que si se refiere a otras aves se especifica su nombre como huevos de pato o de codorniz.
Las formas de preparar los huevos son revueltos, estrellados (fritos), tibios, duros o en omelette, con diversos ingredientes como hierbas, jamones, quesos, cebolla y tomate. El procedimiento consiste en batir ligeramente los huevos con un tenedor, condimentar, y verterlos en una sartén caliente y engrasada. Al empezar a coagular, despegue con una espátula y voltee, coloque el relleno y cuando estén a punto, dele un doblez, y luego otro, para que quede en tres partes.
Pero existen otras maneras de servir los huevos: como acompañante o plato fuerte. También son ingredientes en recetas de diversos pasteles, helados, bebidas, crepas, flanes, cremas pasteleras, pan de carne, suflés y mousses, entre otros.
El huevo se compone de clara, yema y cáscara. Su frescura es relevante, por lo que debe cuidar que la cáscara esté libre de grietas o agujeros. Si la yema está firme, densa y cercana a la clara, indica que está fresco. Otra forma de averiguarlo es colocar los huevos dentro de agua fría, si flotan es un indicador de poca frescura.
Adquiera los huevos en perfectas condiciones, limpios, sin olor y enteros, y compre los necesarios para usar en una o dos semanas. Controle la fecha de caducidad, manténgalos refrigerados y con el extremo puntiagudo hacia abajo, para que la yema permanezca centrada en el huevo y lejos de la bolsa de aire. Cuide que no estén cerca de otros alimentos, ya que las cáscaras porosas permiten que entre el aire y atrapen olores desagradables.
Los huevos deberán estar a temperatura ambiente, tanto si los hervirá, los batirá a punto de nieve, o elaborará una mayonesa. Al cocinarse estos coagulan su proteína, pero al exponerlos a temperaturas más altas de las requeridas, pierden su textura, se decoloran o su sabor queda estropeado. Consúmalos inmediatamente después de cocinados o también si han estado refrigerados hasta 36 horas después de haber sido preparados.
El valor nutricional del huevo es alto, pues la clara es básicamente agua, y su albúmina aporta ocho aminoácidos esenciales. La yema contiene vitaminas B12 y D, grasas, proteínas, colesterol y lecitina. Tanto los huevos rosados como los blancos son igualmente nutritivos. De esta manera se convierten en indispensables en la dieta.