Netflix lanzó una película protagonizada por un rostro latino, relativamente nuevo: Michael Peña. Su papel en Ant-Man está bien, pero en Extintion podemos verlo en todo su potencial como intérprete.
La película no es la gran joya de la ciencia ficción, pero nos da una familia que no es habitual: un papá de ascendencia hispano-mestiza, una mamá judía y dos hijas blancas. Todos buscan sobrevivir a una invasión extraterrestre. Si ves la cinta, sentirás que les falta algo. No es la calidad de actuación, pero no te convence la interacción ni los perfiles. Viven un ataque interplanetario, y observás que no les afecta tanto como uno cree que debería, o más bien, como el cine nos ha dicho que sería.
No verás un fin del mundo existencialista, aunque así lo plantea el tráiler. Será poco después del medio de la historia que te darán el dato detonante que te responderá todas las preguntas. Ese giro que no esperabas explica por qué Peter (Peña) tiene estas premoniciones de invasión, por qué hay descontentos en su familia, y la más rara: ¿cómo es posible que un técnico viva en un superapartamento? (yo también quiero).
Aunque el final es abierto, no creo que tenga continuación. Una vez aclaradas las motivaciones de los alienígenas, entendés las reglas en las que se desarrolla el universo de Extintion, y deberías quedar satisfecho. El que Peña sea el centro narrativo basta para disfrutarla. Se podría decir que es un representante de la migración en EE. UU., y eso explica por qué él se destaca en el elenco.
Una advertencia: si giros como el de The Sixth Sense no son lo tuyo, Extintion te incomodará. Si sos fan del género, y dudabas de verla, animate. El guion es entretenido, y los momentos reflexivos del protagonista insertan literatura existencialista con guiños a Jean-Paul Sartre en los mundos imaginados por Ray Bradbury e Isaac Asimov. Con otra banda sonora y más dinero para efectos, sería un gran filme.
Decepción fílmica: Anomalisa (2015). Charlie Kaufman es un referente de buen cine, pero esta cinta es un robo de tiempo. Es un producto que solo sorprende a quien desconoce las animaciones para adultos. Es decir, Kaufman no descubre el agua azucarada en la animación. No respeta lo que promulgó como guionista en Adaptation: respetar al espectador.
Lica de domingo: Ninja Scroll (1993). Ánime retorcido en el que las katanas solo abandonan sus sayas para pintar con sangre la pantalla. La historia es entretenida, violenta, con referencias sexuales casi explícitas. Una muestra de la versatilidad del ánime, mucho antes de la censura oficial.