La política de separar a los menores de sus padres que ha llevado a cabo el Gobierno de Estados Unidos, cuando intentan cruzar la frontera, ha dejado secuelas en las familias que han vivido ese drama. Organizaciones civiles han acogido a los niños separados y han abierto las puertas de muchos hogares estadounidenses a los menores, mientras esperan el retorno a su hogar.
El martes pasado arribó al aeropuerto La Aurora un grupo de menores procedentes de albergues de EE. UU., quienes fueron recibidos por personal de la Secretaría de Bienestar Social (SBS) para trasladarlos hacia la Casa Hogar Nuestras Raíces, mientras los padres, ansiosos, aguardaban en una sala el arribo de sus hijos.
Las migraciones forman parte del anhelo de vivir mejor, de que la familia tenga un mejor futuro, pero también es un riesgo latente de perder la vida en la ruta hacia Estados Unidos, y lo peor, la separación, o perder a un ser querido que al final no cumplió su sueño.
Una familia se reencuentra luego de haber sido separada en EE UU.
Los menores llegaron al aeropuerto La Aurora, procedentes de albergues en EE. UU.
Una menor no acompañada se reencuentra con su madre, en la Casa Hogar Nuestras Raíces.
Raúl Sub Macz recibe con los brazos abiertos a su hijo, luego de varios meses de ausencia.
Los menores fueron recibidos por personal de la SBS bajo estrictos procedimientos, para salvaguardar su integridad emocional.