Karin Medrano Figueroa
Coordinadora de
Aprovechamiento Biológico
[email protected]
Es más que el mejor alimento, tiene nutrición, contiene defensas, es neurológica y endocrinológica, es económica y ecológicamente superior a cualquier alimento o fórmula infantil. Es una intervención que mejora la supervivencia y salud de los niños y niñas en el primer año de vida. Bebés que no son alimentados exclusivamente con leche materna tienen hasta 2.8 veces más probabilidades de morir que aquellos que sí lo fueron; además, el riesgo de morir se incrementa hasta 14 veces para niños y niñas que no fueron amamantados. La lactancia prolongada se asocia con la reducción de la incidencia de sobrepeso, obesidad y aparición de enfermedades crónicas más adelante en la vida. En Guatemala, el 63 % de los niños y niñas son amamantados durante la primera hora de nacidos, y el 53 % de los menores de 6 meses recibe lactancia materna exclusiva; sin embargo, la misma está dejándose antes de los 3 meses de edad. Apoyar, promover y proteger la lactancia materna es una responsabilidad colectiva para que las familias guatemaltecas no solo sean conocedoras de que “es más que el mejor alimento”, sino que experimenten los beneficios en sus hijos e hijas. Se necesita del apoyo de las autoridades, instituciones, familias, comunidades, lugares de trabajo y del sistema de salud, para que realmente se beneficien de la lactancia materna. Un verdadero cambio debe reconocer, aún más, la importancia de esta práctica en los primeros días de vida, y traducirse en una mejor inversión para la nutrición de los niños y niñas guatemaltecos.