Su pasión por las civilizaciones antiguas llevó a Guillermo Mata Amado (1928) a combinar su profesión de odontólogo con la arqueología, hasta convertirse en una referente de esa ciencia en nuestro país. A lo largo de su carrera, el investigador subacuático y odontológico, fallecido el martes, realizó importantes aportes a la cultura nacional. Además fue presidente de la junta directiva del Museo Popol Vuh y fungió como director de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.
Curioso
Daniel Aquino, director del Museo Nacional de Arqueología y Etnología, describe a Guillermo Mata Amado como un explorador de la cultura maya en Guatemala. “Aprovechó su interés y su posibilidad de viajar, para descubrir distintas zonas del país y relacionarse otros arqueólogos”, indica. El más claro ejemplo de su pasión es que fue un asistente asiduo del Simposio de Investigaciones Arqueológicas, desde su fundación, en 1987.
Sus aportes fueron clave
Entre las contribuciones que Mata Amado hizo al patrimonio cultural guatemalteco, Aquino destaca sus estudios de las modificaciones dentarias. Su formación profesional lo ayudó a analizar e ilustrar los desgastes, cortes e incrustaciones que los antiguos mayas realizaban a las piezas: “Esto nos permitió conocer materiales, técnicas y avances prehispánicos. Documentó parte de la anatomía humana y minerales de la región, como el jade usado en los implantes”.
En 1952 y 1981, en su faceta de investigador subacuático, además, rescató piezas prehispánicas del lago de Amatitlán. De acuerdo con Aquino, Mata Amado realizó diversas exploraciones en el sitio y registró aspectos asociados a la cultura de las antiguas comunidades. Por ejemplo, mostró la forma en que los cuerpos de agua fungían como portales al inframundo maya. Esto, añade Aquino, lo convierte en referente para la cultura nacional.
La labor de Mata Amado fue reconocida en 1998 con la Orden del Pop, otorgada por el Museo del Popol Vuh, institución en la que ejerció de presidente de la junta directiva. También fue rector de la Universidad del Istmo (2000) y director de la Academia de Geografía e Historia de 2001 a 2003.