Los migrantes ya no son bienvenidos en los países industrializados, y ello se debe a que las migraciones no solo traen consigo mano de obra barata, que desplaza de oportunidades de trabajo a los ciudadanos de esos países, sino también traen consigo grupos delincuenciales, maras, que ven en la migración las mismas oportunidades para lograr su bienestar, a través de hechos ilícitos. Sumado a eso, grupos terroristas ponen en riesgo la seguridad de esos países.
No obstante, la importación de delincuentes no es un hecho nuevo; desde la segunda década del siglo pasado, por ejemplo, la mafia italiana fundó en los Estados Unidos la Cosa Nostra, grupo delincuencial que unido a distintas pandillas de otros países sembraron terror en el país a través de lo que se denominó el crimen organizado. De ahí que desde la perspectiva de los países que reciben migrantes, permitir el libre acceso a extranjeros constituye también un tema de seguridad.
Hoy, las cosas se han agudizado, los Estados Unidos cierran fronteras y su Presidente pretende erigir un muro a lo largo de la frontera con México, para impedir el acceso a su territorio de miles y miles de migrantes de distintos países. En la actualidad, familias de migrantes han sido separadas y niños enjaulados, como estigma de lo que representa para el actual gobernante del país del norte osar penetrar ese territorio.
En Europa también se ve con preocupación el tema de las migraciones como efecto de las guerras en Medio Oriente y la miseria en el continente africano, y es por ello que han aumentado los controles de entrada a esos países. En la actualidad, el Gobierno de Alemania ha pedido a la comunidad europea que se discuta a profundidad el tema de los migrantes; en Hungría se pretende penalizar a todo ciudadano que proteja a un migrante ilegal. Caso similar ocurre en Francia, Italia y Austria. Así, latinoamericanos, africanos y cualquier persona extranjera que pretenda migrar a esos países no será bienvenido aunque soliciten asilo, ya que su permanencia constituye una carga para sus economías y un peligro a su seguridad. Crecen en Europa los partidos nacionalistas de ultra derecha, ya que el temor a los migrantes es latente.
Ayudar al desarrollo de los países pobres, aquellos donde más se originan las migraciones, tendría que ser parte de la solución del problema que se vive actualmente. Luchar contra la corrupción, contra las injusticias, propiciar la democratización de esas sociedades, apostar por la educación, terminar con las guerras, constituye factores esenciales para frenar el flujo de migrantes de países emergentes a los países industrializados. Detener el crecimiento de las campañas antiinmigrantes, luchar contra el etnocentrismo, del racismo, de la xenofobia, para hacer con ello, del mundo, un planeta realmente humano.