En la reciente cata a ciegas de ocho cavas, Gilberto Pagua, director de La Casa de Antociano, además de explicar los aspectos relevantes de los cava, guio a los participantes para apreciar sus principales atributos.
Inicialmente, la cata se refiere a la degustación o análisis sensorial de los vinos, y es a ciegas, porque se desconoce su identidad. Las botellas están cubiertas para que quienes catan no puedan ser influenciados por la marca y origen, entre otras características.
Entonces, se evalúan el color general y la apariencia del vino con sus burbujas. Se busca que su aspecto sea limpio y que no esté turbio. Asimismo, se aprecia el aroma, con su nivel de intensidad y su dimensión.
El buqué, ese conjunto de aromas, tan complejo como agradable, surge del vino y se percibe por la nariz. El primario corresponde a los aromas de las fruta, por lo que pueden tener matices afrutados a cítricos, manzana, piña o a mazapán, o bien algunas notas florales. En la boca, se evalúa el paso del vino y posgusto, o la sensación final que deja, además de la calidad global y el potencial de evolución futura. Aunque, el gusto es subjetivo y cada quien tendrá su preferencia.
Pero, ¿qué es un cava? Se trata de una denominación de origen para los vinos espumosos españoles fabricados por el método tradicional. Se caracteriza por su calidad y notoriedad, y ocupa un lugar preferente entre los espumosos que son elaborados en botella.
El cava es un vino que nace como un caldo tranquilo. Esto se refiere a que no tiene espuma y ha tenido una segunda fermentación en el interior de la botella. Las cepas para su elaboración son mediterráneas: macabeo, xarel.lo, parellada, malvasía y chardonnay, y las cepas tintas permitidas son: garnacha, monastrel, pinot Noir y trepat.
Estos vinos pueden ser brut nature, extrabrut, brut, extraseco o semiseco, o dulce, dependiendo del contenido en azúcar. El término brut indica una presencia muy reducida de azúcar (de 0 a 12 gramos por litro), y por su crianza pueden ser: joven, de 9 a 15 meses; reserva, de 15 a 30; gran reserva, de no menos de 30.
Los inicios del cava se remontan al siglo XIX. Las primeras botellas fueron elaboradas en 1872 por Josep Raventós i Fatjó, aunque nació oficialmente en 1972, cuando se creó la denominación. Su zona de producción se delimitó en 1986, y en 1993 se constituyó el primer Consejo Regulador.
Aunque es producido en su inmensa mayoría (un 70 por ciento) en Cataluña, España, el cava se hace también en términos municipales de seis comunidades autónomas: La Rioja, País Vasco, Navarra, Aragón, Extremadura y Valencia.
En la reciente cata a ciegas de ocho cavas, Gilberto Pagua, director de La Casa de Antociano, además de explicar los aspectos relevantes de los cava, guio a los participantes para apreciar sus principales atributos.
Inicialmente, la cata se refiere a la degustación o análisis sensorial de los vinos, y es a ciegas, porque se desconoce su identidad. Las botellas están cubiertas para que quienes catan no puedan ser influenciados por la marca y origen, entre otras características.
Entonces, se evalúan el color general y la apariencia del vino con sus burbujas. Se busca que su aspecto sea limpio y que no esté turbio. Asimismo, se aprecia el aroma, con su nivel de intensidad y su dimensión.
El buqué, ese conjunto de aromas, tan complejo como agradable, surge del vino y se percibe por la nariz. El primario corresponde a los aromas de las fruta, por lo que pueden tener matices afrutados a cítricos, manzana, piña o a mazapán, o bien algunas notas florales. En la boca, se evalúa el paso del vino y posgusto, o la sensación final que deja, además de la calidad global y el potencial de evolución futura. Aunque, el gusto es subjetivo y cada quien tendrá su preferencia.
Pero, ¿qué es un cava? Se trata de una denominación de origen para los vinos espumosos españoles fabricados por el método tradicional. Se caracteriza por su calidad y notoriedad, y ocupa un lugar preferente entre los espumosos que son elaborados en botella.
El cava es un vino que nace como un caldo tranquilo. Esto se refiere a que no tiene espuma y ha tenido una segunda fermentación en el interior de la botella. Las cepas para su elaboración son mediterráneas: macabeo, xarel.lo, parellada, malvasía y chardonnay, y las cepas tintas permitidas son: garnacha, monastrel, pinot Noir y trepat.
Estos vinos pueden ser brut nature, extrabrut, brut, extraseco o semiseco, o dulce, dependiendo del contenido en azúcar. El término brut indica una presencia muy reducida de azúcar (de 0 a 12 gramos por litro), y por su crianza pueden ser: joven, de 9 a 15 meses; reserva, de 15 a 30; gran reserva, de no menos de 30.
Los inicios del cava se remontan al siglo XIX. Las primeras botellas fueron elaboradas en 1872 por Josep Raventós i Fatjó, aunque nació oficialmente en 1972, cuando se creó la denominación. Su zona de producción se delimitó en 1986, y en 1993 se constituyó el primer Consejo Regulador.
Aunque es producido en su inmensa mayoría (un 70 por ciento) en Cataluña, España, el cava se hace también en términos municipales de seis comunidades autónomas: La Rioja, País Vasco, Navarra, Aragón, Extremadura y Valencia.