En el libro Números, de La Biblia, se menciona un censo de individuos y familias donde se apunta el registro de todas las personas que salieron de Egipto con Moisés; y en el Nuevo Testamento se hace referencia a que en el año de nacimiento de Jesús se realizó un censo, una práctica del imperio romano que se hacía cada cinco años, llamada “census”, para conocer la cantidad de población, saber cuántos ciudadanos tenían que pagar impuestos y apuntar la cantidad de hombres que podrían ser reclutados para el ejército imperial.
Luego de la caída del imperio romano, la práctica de los censos terminó. La Iglesia, por su parte, hacía conteos en pueblos y comarcas, pero sin frecuencia recurrente y solo para el conocimiento local y control de devotos y peregrinos.
Hoy arrancó el XII Censo Nacional de Población y VII de Vivienda, y la primera puerta a la que tocó un censista fue la de la familia presidencial mientras simultáneamente, en todo el país, comenzaba la larga caminata de 14 mil censistas y 3 mil 500 supervisores por los caminos, calles y veredas de todo el territorio nacional.
Despues de 16 años, la recopilación de datos relacionados con población y vivienda permitirán que, luego del trabajo de sistematización de datos y análisis de los mismos, Guatemala tenga un banco de información demográfica que pueda ser utilizada para estudios y creación de planes y estrategias, así como proyecciones futuras.
Para llegar a este punto de partida del Censo se ha trabajado intensamente desde hace dos años. En 2016 y 2017 se crearon 9 mesas de trabajo, en las que participaron representantes de diferentes sectores de la sociedad civil, así como expertos nacionales e internacionales. Además, se realizaron modelos de boletas para estudiarlos y ajustarlos a las necesidades informativas, y se realizó un Censo Piloto.
En la página web del Instituto Nacional de Estadística (INE) se puede leer el siguiente anuncio: “La recolección de datos iniciará a las 7:00 am, hasta el anochecer; en caso de no encontrarle, el censista dejará una nota debajo de su puerta, con su número telefónico para concertar la cita hasta entrevistarle”.
Es importante que la población abra la puerta a los censistas para responder las preguntas de la boleta y contribuir así a la recopilación de datos demográficos. Por eso hay que estar pendiente, en cada casa del país, de cuando lleguen a tocar la puerta las mujeres y hombres vestidos con chaleco azul.