El primer museo dedicado en exclusiva a James Bond abre hoy sus puertas en un pico alpino. Mas, 007 no tiene aquí licencia para ofender, ya que cualquier rastro de comentarios sexistas, racistas o inapropiados ha sido eliminado.
De Spectre
El futurista museo 007 Elements se esconde entre nieves perpetuas en el pico Gaislachkogl, situado en el corazón de los Alpes austríacos, uno de los escenarios de la última película de James Bond: Spectre (2015). La construcción se encuentra al lado del Ice Q, un restaurante ubicado en un edificio de cristal que apareció en una de las escenas de acción más destacadas de la cinta.
“007 Elements tiene un ambiente cinematográfico y el edificio, creado a medida para albergar la instalación, parece la guarida de un villano de Bond”, explica Neal Callow, diseñador del espacio y director artístico de las últimos cuatro filmes de la saga (Casino Royale, Quantum of Solace, Skyfall y Spectre).
Con un juego de luces y sombras, pantallas, tecnología interactiva y secuencias de películas, las nueve salas del museo buscan sumergir al visitante en “una cinta real” del más conocido de los agentes secretos británicos.
Desafío
Callow expone que el principal desafío es capturar el legado de James Bond, que abarca no menos de 50 años y 24 filmes, en una visita que dura alrededor de 1 hora: “Teníamos un archivo enorme del que elegir, con dibujos, disfraces, carteles, guiones y muchas otras cosas”. Además se pueden ver objetos originales de la saga, como el Jaguar C-X75, que aparece en Spectre; o la pistola de oro que usaba Sean Connery en Goldfinger.
Políticamente correcto
El sofisticado mundo de Bond, con sus trajes de etiqueta, sus escenarios exóticos, sus tramas internacionales y el vodka martini (mezclado, no agitado) también esconde, especialmente en los años 60 y 70, sexismo y, en ocasiones, un cierto racismo en algunos comentarios y chistes. Sin embargo, eso quedó fuera de este museo. En recientes declaraciones a la prensa, Callow precisó que los tiempos “habían cambiado” y que querían “mostrar el legado de los títulos de una manera moderna y políticamente correcta”.