La Organización de las Naciones Unidas, (ONU), es una organización internacional sumamente grande, no sólo por el número de sus miembros, sino por la cantidad de órganos que la integran, siendo por ello sumamente aventurado –y abusivo– que hablen por ella, como que si se tratase de la organización misma, quienes no son sino una de sus partes y –así– tuvo que sorprenderme que la ONU, la Organización de las Naciones Unidas, haya criticado y señalado como una amenaza para las mujeres que nuestra Corte de Constitucionalidad se haya permitido la osadía de declarar inconstitucional la norma que, en el caso del femicidio, impedía cualquier rebaja de la pena para todo reo condenado, léase, redención de penas por el trabajo, buena conducta, etcétera. La negación misma de la posible reeducación del reo.
Además del abuso de criticar el fallo de nuestra Corte –lo que no se permiten ni siquiera nuestras más altas autoridades nacionales, respetuosas de sus fallos– denota la crítica realizada por la ONU ¿Por la ONU? una crasa ignorancia del sentido de las penas, no sólo en Guatemala sino en casi todas las naciones, exceptuadas tiranías y aquellas que abrazan el Derecho Penal del Enemigo y linduras semejantes: “El reo debe pudrirse en la cárcel, carente de todo derecho, sin posibilidad de redención alguna.” (Y algunos agregan que, mejor aún, si torturado ¿O es,acaso, que la vida arrebatada carece de importancia?).
La ONU, la organización, incluso como un todo, ha pasado por muchas pruebas que han afectado gravemente su credibilidad y que la han dejado, para decir lo menos, bastante disminuida y maltrecha, tal el caso de los supuestos arsenales de armas químicas que sirvieron para justificar la sangrienta invasión de Irak, absolutamente inexistentes. La Organización como un todo –el Consejo de Seguridad y la Asamblea General– en aquella ocasión, ambos, carabinas de Ambrosio.
En nada ayudan a la organización los órganos suyos que se manejan a la libre, secuestrados por burócratas que sirviendo agendas que no son las agendas de los Estados miembros ni las agendas de la Organización sino otras agendas que son, supuestamente, “políticamente correctas”, se dan a comunicados de este tipo, irrespetuosos, abusivos y –reitero– de crasa ignorancia.
La Constitución Política de la República, ley que prevalece en Guatemala sobre cualquier ley o tratado, establece que el sistema penitenciario debe tender a la readaptación social y a la reeducación de los reclusos y, desarrollando este precepto, premia la ley la buena conducta y la dedicación al trabajo de los reos, aspectos a tomarse en cuenta para que puedan redimir una parte de su pena pero, a la ONU ¿A la ONU? le tiene sin importancia lo que digan nuestra Constitución y demás leyes, sometidas estas a su particular agenda. ¿La agenda de los Estados miembros de la ONU? ¿La agenda de la ONU?
Como si fuera poco, a la ignorancia, decíamos, se suma la insolencia, insolencia por parte de esta burocracia internacional y, así, se falta el respeto a las magistradas que integran la Corte de Constitucionalidad –mujeres que con su fallo– no hicieron otra cosa que ajustarse a la Constitución Política de la República –su ineludible obligación– Constitución que, en materia de derechos humanos, es mucho lo que puede enseñar y poco lo que necesita aprender: En materia de derechos humanos, una de las constituciones más completas y avanzadas y, en materia de protección a la mujer , la nuestra, de las más avanzadas legislaciones.
El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia y es su fin supremo la realización del bien común, siendo todos los seres humanos, en Guatemala, libres e iguales en dignidad y derechos, teniendo iguales oportunidades y responsabilidades, hombres o mujeres, sea cual sea su estado civil.
¿Posible la rebaja de penas si las víctimas son seres humanos distintos a una mujer, ancianos y niños? ¿Posible rebaja en el secuestro? ¿En la extorsión? ¿Posible rebaja de penas en todo tipo de delitos, salvo femicidio?¿Favorece la impunidad que pueda existir la rebaja de las penas que ya se están sufriendo por buena conducta y dedicación al trabajo del convicto? ¿Ya readaptación social? ¿Y la reeducación?
La burocracia internacional, al igual que las burocracias nacionales, debe pagarse por los contribuyentes a través de los impuestos, y de igual forma que no deben tolerar los contribuyentes, en su propio país, a burócratas corruptos o estúpidos, tampoco deben tolerarlos en los Organismos Internacionales, puesto que también esta burocracia se tiene que pagar con sus impuestos.
Hablar en nombre de la ONU debería ser algo sumamente serio y, en el caso concreto, valdría la pena auscultar entre sus miembros –los Estados miembros de la ONU– su Secretario General e, incluso, en las más prestigiosas academias del mundo, quiénes estarían de acuerdo con que los reos no puedan gozar de ninguna rebaja de la pena que, tras el debido proceso, se les haya impuesto la nueva teoría “humanista” que propugna la ONU. ¿La ONU propugna semejante disparate? ¡Por favor!
¡Un poco de respeto! ¿No les parece? ¡Un poco de respeto para los fallos que emite nuestro máximo tribunal de justicia!