A muy temprana edad, y alentada por sus padres, Delia Quiñónez (Guatemala, 1946) descubrió su pasión por la lectura. Ese fue solo el primer escalón de toda una vida dedicada a la poesía, el género que le permite, “con poco, decir mucho”. El camino, que estuvo marcado por Nuevo Signo, grupo fundado hace 50 años, se coronó en 2016 cuando fue recompensada con el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias. Hoy, en nuestro espacio Los de siempre, la autora repasa los momentos clave de su trayectoria.
Primeros acercamientos
Aunque su amor por las letras había comenzado en la infancia, el paso de Delia Quiñónez por el Instituto Normal Centro América fue crucial para consolidar su interés. “Tenía un nuevo concepto de la educación para mujeres. Se enfocaba en el civismo y la libertad dentro del establecimiento. Era tan cultural, que teníamos un radioperiódico y un periódico”, expresa.
En ese centro y mediante el ejemplar Vanguardia Estudiantil, Quiñónez empezó a publicar sus primeras crónicas y poemas. Esto reafirmó su inquietud por el periodismo, pues consideró que esta profesión sería clave para fortalecer su vocación y carrera, pero sobre todo un puente hacia la composición literaria.
Exaltación del ser humano
Sin embargo, uno de los momentos determinantes en su carrera fue integrar el grupo Nuevo Signo, fundado junto a los poetas Francisco Morales Santos, Julio Fausto Aguilera, José Luis Villatoro, Luis Alfredo Arango, Antonio Brañas y Roberto Obregón. Además de contar con solo 22 años, era la única mujer, una experiencia que aún le causa gran emoción: “Siempre me vieron como una colega. Yo estaba ahí porque podía desenvolverme literariamente”.
El colectivo se dedicó a exaltar la figura del ser humano en sus creaciones. “Vivíamos una difícil situación política.
Muchos poetas se fueron al exilio, y otros preferían hablar de los paisajes, antes que dar una crítica”, dice Delia. Permanecieron juntos durante tres años, pero el secuestro y asesinato de Obregón los obligó a doblegarse y a tomar su propio camino.
De lo que nunca se olvidaron, confiesa, fue de su inquietud de denuncia.
El rol de la mujer
Autora de títulos como Nos habita el paraíso, Vuelo de piedra, puño y flor, y Rituales sobre la piel, en 2016 Delia fue reconocida con el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias, un acontecimiento que, además de ligarla para siempre al Gran moyas, le causó especial satisfacción al ser solo la sexta mujer en obtenerlo. Admite que es un logro para el trabajo femenino y de la poesía nacional.
En ese sentido, la poeta afirma que Guatemala cuenta con excelentes generaciones de escritoras, aunque muchas ellas no sean conocidas: “Permanecer depende de la calidad, el tiempo y, sobre todo, las oportunidades. Como mujeres nos enfrentamos a pasar desapercibidas y por eso las más jóvenes eligen medios alternativos, como blogs”, puntualiza.